La princesa de sangre pura -COMPLETO-

Capítulo 21: Bono de Navidad

Descargo de responsabilidad: no tengo nada y no estoy obteniendo ganancias.

Reconocimiento: Rpeh para algunos trabajos beta y consejos mientras escribe.

Nota del autor: Esta es la tercera parte de mis cuatro partes de la serie de bonos de vacaciones que agrega capítulos relacionados con Navidad a mis historias completas. Si lo disfrutas, ¡visita también a los demás!

Bonificación de Navidad

Solsticio en el desierto

Caelya se levantó de la duna arenosa con demasiado esfuerzo, peleó con cada paso mientras el suelo se deslizaba debajo de ella. Sus caballos habían muerto unos días antes y estaba convencida de que Torman en realidad no tenía idea de a dónde iban. Maldijo en voz baja y se apoyó contra su personal para mantenerse.

"Mago perdido", dijo Ragthuk, expresando su opinión por ella. Era alto, pálido y masivo, y Caelya estaba convencida de que sabía más de la lengua común de lo que dejaba ver.

"Sé exactamente a dónde vamos", respondió Torman con recelo. Su mago se había quejado sorprendentemente menos de lo que esperaba. Él era de su altura y tenía la piel bronceada permanentemente de alguien acostumbrado a climas más cálidos. Siempre fue el primero en quejarse de algo incómodo, por lo que estaba bastante sorprendida de que él no se quejara constantemente.

Por otra parte, este viaje había sido idea suya. Y estaba respondiendo una citación de su maestro original en la ciudad donde había sido criado. Entonces, al menos, en teoría, debería saber dónde estaba. Aunque Caelya no tenía ni idea de cómo alguien podía distinguir una gigantesca duna arenosa de la siguiente.

"El mago miente", se burló Ragthuk. Dado que se había convertido prácticamente en una mula con la muerte de sus animales, pensó que tenía más derecho a quejarse. Parecía bastante cómico con siete paquetes colgando de él junto con su propio hacha grande y otras bolsas más pequeñas surtidas colgando de su cinturón.

"No, nos estamos acercando", dijo Volke. Se puso la tela que había guardado sobre la cara para protegerse de los vientos del desierto. Tenía el pelo oscuro que cayó más allá de sus ojos y tal vez era una cabeza más alta que Caelya.

"Cómo puedes saberlo?" Caelya el clérigo preguntó.

"Un sentimiento", dijo Volke alegremente. Se acercó a la cima de la duna y miró a su alrededor. Llevaba su mochila, ya que todo su equipo había sido demasiado para Ragthuk. Ella realmente no había querido que lo hiciera, pero él lo recogió y después de quince días de deambular le gustaba no tener el peso sobre sus hombros. E insistió en que mantuvieran a su clérigo lo más sano posible. Sus dagas duales colgaban enfundadas en su cadera y un lazo en la espalda. Miró las dunas con una sonrisa demasiado grande en su rostro. Después de un momento de silencio, sacó un par de trozos de carne salada de una bolsa en la cadera y le ofreció una.

"Perdóname por no confiar en tus sentimientos", dijo Caelya. Su habitual moño rubio inmaculado estaba en un desorden después de escalar las dunas. Sabía que debería haber tomado algún tipo de cubierta para la cabeza, pero solo Volke había sido lo suficientemente inteligente como para preocuparse por eso.

Odiaba aceptar a la cecina, pensando que tal vez su ladrón residente probablemente se la robó a los huérfanos hambrientos o algo así. El hombre no tenía nada que se pareciera a la moral. Pero ella también se estaba muriendo de hambre. Lo masticó lentamente, haciéndolo durar todo el tiempo que pudiera.

"Bueno, no podemos morir de hambre en el desierto, eso sería demasiado anticlimático", dijo Volke.

"Dudo que a los dioses les importe dónde morimos", respondió Torman.