[ Capítulo_00 ]

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| Extraño |

Su afelpada cola se movía sin parar, mostraba la emoción que sentía al mirar esos grandes y hermosos ojos que brillaban como las piedras verdes que hay en su cueva.

No entendía por qué de repente su corazón se aceleró sin explicación alguna, se sentía extraño. Tampoco entiende por qué reacciona de esa manera por un niño extraño que acaba de conocer.

Esa mañana había decidido ir a cazar algunos peces en el río cerca de su cueva, tenía hambre y no quería volver a su aldea, sabía que su madre lo obligaría a pasar el rato con esos idiotas que lo seguían a todas partes.

Espero por largos minutos en la orilla de una roca en medio del cristalino lago, podía oír el sueve movimiento del agua y el relajante sonido de las hojas que se movían gracias al viento.

Sus ojos captaron a un par de peces que se movían frente a él comiéndose las pequeñas larvas que había sumergido en el agua como carnada.
Sonrío, había funcionado su plan, a pesar de no tener los materiales suficientes había logrado ingeniarselas y ahora tenía frente a él dos grandes peces esperando para ser atrapados.

De un rápido y ágil movimiento el joven cenizo sumergió su cabeza en el agua y con sus pequeños pero muy afilados dientes atrapó al pez que no tuvo tiempo de escapar.
Ya con su presa inmóvil sugeta en su boca salió del agua, sintió las gotas de agua bajar por su cuello y perderse en su pecho.

Pero no sé espero ver a otro chico frente a él.

Su rostro se frunció con notable molestia y un gruñido salió de su garganta. Él fue el primero en tomar al pez, le pertenece por derecho, es su comida.

Pudo ver cómo los ojos del niño peli-verde se llenaban de lágrimas pero la determinación en su mirada no se iba, para su sorpresa el pequeño niño de ojos verdes también le gruño, o bueno, lo intentó. En realidad fue más como el débil gruñido de un pequeño gatito asustado; le causó un poco de gracia y estuvo a punto de burlarse pero algo llamó su atención.

Ese niño peli-verde tenía extrañas cosas verdes que iban desde los pómulos de sus mejillas, y suponía él, hasta su cuello, eran extraños y brillaban con la luz del sol.

Sus ojos rojos se dirigieron a los curiosos del extraño frente a él.
Y fue en ese momento en que el aire que contenía en sus pulmones lo abandonó. Pudo ver de primera mano como esos brillantes ojos llenos de curiosidad lo veían tan fijamente que algo en su estómago dió un vuelco inexplicable, las redondas mejillas y la pequeña nariz de ese ser se tiñeron de un sutil rosa gracias a los rayos del sol, dándole así un aspecto más adorable.

El corazón de Katsuki comenzó a latir tan rápido que pensó que en cualquier momento se saldría de su pecho. Su cola no dejaba de moverse y sus manos sudaban.

Era la persona más hermosa que había visto en toda su vida.

No sabía cómo actuar en esa situación, ninguno de los dos decía nada y solo se miraban fijamente a los ojos.

Luego de un par de minutos, que para el cenizo se sintieron como horas, Katsuki soltó lentamente el pez y se alejo un poco del niño, el peli-verde giro su cabeza confundido para luego dejar delicadamente al pez sin vida frente a Katsuki.

—¿Por qué te alejas?— El pequeño corazón de Katsuki dió otro vuelco y su cola se agitó con emoción al escuchar la dulce voz de ese hermoso ser que lo miraba confundido.

—...Es tuyo— Tardó unos largos segundos antes de poder soltar esas dos palabras, no entendía lo que le pasaba, él nunca se había comportado de esta manera tan patética.

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⏰ Última actualización: Mar 29 ⏰

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