El sonido de tres golpes en la puerta de madera que separaba su habitación del largo pasillo del segundo piso de su casa, interrumpió su tarea de vestirse.
—Pase —mencionó, sabiendo perfectamente quién era porque solo él tenía permitido entrar a su habitación, el resto de sus criadas y guardaespaldas tenían prohibido entrar a excepción de que sus criadas quisieran limpiar su recámara, aunque Lisandro de por sí era muy limpio y eso no solía pasar con frecuencia.
Lo primero que vio el chico apenas unos años más grande que el príncipe, cuando entró, fue el cuerpo desnudo de este, quien se encontraba solo con ropa interior de espalda a la puerta mientras revisaba su armario en busca de un pantalón y una camisa que pudiera ponerse debajo del traje morado que solía utilizar a pedido de sus padres—aunque a él le pareciera algo excesivo, no creía que hiciera falta denotar todo los lujos que tenían para ser de la realeza—.
El guardaespaldas tragó saliva mientras veía el cuerpo del príncipe, detallando su piel morena—pero no más que la suya— y cómo su cintura y sus omóplatos estaban llenos de marcas. El mayor no pudo evitar que sus orejas se calentaran al recordar lo que había pasado la noche anterior y cómo él mismo había sido quien se las había hecho.
A pedido del príncipe, claro.
—¿Qué necesitabas? —consultó el rubio, girando su rostro y mirando por encima de su hombro al chico que lo había acompañado toda su vida prácticamente y con quien compartía una relación un tanto especial. Vio la mirada inquieta del morocho, sin saber dónde dirigirla para no seguir observando su cuerpo, y él solo pudo sonreír por haber logrado lo que quería: ponerlo nervioso.
Agarró un pantalón negro con rayas finas de color gris y se lo puso, inclinándose ligeramente hacia adelante apropósito para que el más alto detallara los músculos de sus muslos y piernas flexionándose para poder colocarse la prenda. Subió la tela oscura por su cuerpo hasta que pudo situarla en su cintura, enganchando el botón de un lado de la prenda, en el otro.
—E-eh... El Señor Martinez me pidió que lo buscara para informarle que quería hablar con usted sobre esta tarde —respondió Cristian, manteniendo sus manos a un costado de su cuerpo, teniendo que limpiar en su uniforme el ligero sudor que corría por su piel por lo nervioso que se había puesto.
Sus ojos siguieron los movimientos del príncipe, observándolo ponerse una camisa negra sin abotonarla, para después ir hacia el escritorio donde guardaba las cadenas y joyería que solía usar—aunque sus padres no estuvieran del todo de acuerdo con su vestimenta, pero a él le daba igual porque le gustaba cómo le quedaban—.
Cristian miró fijamente hacia la ropa dentro del armario del rubio, simplemente porque no quería ver su pecho desnudo ahora que se había girado en su dirección al buscar sus alhajas.
Lisandro, en cambio, soltó un suspiro pesado, molesto con que usaran a su guardaespaldas para que les cumpliera sus pedidos de mierda solo porque a Cristian si le hacía caso y le prestaba atención. Además, de que ya sabía sobre qué quería hablar su padre, porque era un tema que había estado tocando constantemente durante las últimas semanas, a pesar de que le había dicho que no quería pensar en eso todavía.
Después de agarrar un collar de cadenas plateadas y uno de cuero negro con pequeños pinchos de metal, el príncipe se acercó al contrario, invadiendo su espacio personal.
—¿Me ayudas con la camisa? —le pidió con una pequeña sonrisa inocente, aunque en el fondo sabía que solo era una excusa para tener las manos del guardia encima suyo como tanto le gustaba.
Cristian no se pudo negar y solo llevó sus manos hasta el botón de la parte inferior de la camisa, empezando con su tarea de vestir al más bajito.
—Anoche te fuiste muy temprano. —Los ojitos del rubio lo miraron fijamente, con la cabeza levantada al punto de que sus labios casi se rozaban entre sí.
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Su Alteza [Cutilicha]
Fanficღ Lisandro es un príncipe benévolo respetado por todo el pueblo, todo el mundo espera con ansias su ascenso al trono por su mentalidad juvenil, muy diferente a la de su padre, el actual rey. Sin embargo, Lisandro no quiere ser rey porque eso signif...