● ᴇᴘɪsᴏᴅᴇ 2

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Me levanté por el ruido de mi alarma... -Cinco... Minutos más... - y entonces, me acordé de que me tenía que levantar más temprano de lo normal para hacerme el desayuno. Me fui a la cocina, aún cansada, sentía que no había dormido nada, pero no había nada que pudiera hacer al respecto.

Hice todo sola, porque mis padres siempre se levantaban tardísimo y aún decían que estaban cansados; comí, me bañé, me cambié... Los días eran repetitivos y cansinos, quería hacer algo diferente, pero cada vez que lo hacía... Terminaba pasando lo mismo.

Entré sigilosamente al dormitorio de mis padres, mi madre dormía en un colchón en el suelo y mi padre en una cómoda y gran cama. Me despedí de mi madre con un beso, me sentía mal por ella... ¿Y al mismo tiempo no?, mi padre siempre era abusivo con ella, incluso por pequeños errores comunes como faltarle una cereza a su comida o levantarse un minuto tarde eran razón para golpearla hasta hacerla llorar.

Creo que por eso ella replica el daño que mi padre le causó en mí: no digo que esté bien, pero me da pena saber que la destrozaron hasta el punto que siente odio por la humanidad. Ellos siempre tienen peleas en la noche, comienzan con gritos juzgando a mi madre por parte de mi padre y terminan con vidrios rompiendose combinados con suplicas de perdón.

Ella es la ama de casa, nadie la ayuda, y cuando le pregunto si necesita una mano me rechaza, aunque creo que ya dije demasiado... Bueno, me fui a la prepa normalmente, pero cuando entré los pasillos estaban llenos de susurros y miradas de asco.

Decidí seguir caminando e ignorar a los demás, y entonces vi a la alta Darcy entre la multitud, ella me miraba con una sonrisa malvada mientras se cruzaba los brazos. Darcy solía ser mi amiga, le había contado sobre mi situación en casa y le dijo a todos que me vendía a mí misma, y como cualquier estudiante popular, le creyeron todo (Que bien que no le dije a Martina... ).

Apenas la vi, me quede sorprendida. -¿Q-que quieres? ¿¡Donde esta Martina?! - Expresé asustada. -Bien, bien, bien, ¿que tenemos aquí?~ -Susurró Darcy, pero los suficientemente alto para que todos los escucharan. Ella caminó lentamente hacía mí y me alzó la barbilla para que la viera, se lamio los labios y me miró a los ojos intimidantemente... Ella miró mis labios y se me acercó más.

Yo estaba paralizada, casi llorando, pero la pude empujar lejos de mí. -¿¡Que te pasa?! - Grité con lagrimas en mis ojos, quizá todo esto era mi culpa. -¿Cual es el problema?, te vendes a pedófilos de cincuenta años, así que no veo tu punto. - La multitud se rió a carcajadas, y entonces empezaron a decir cosas sobre mí, pero no pude escuchar o decir nada.

Nuevamente me paralizé, Darcy me fijó a una pared y me dio un largo beso con lengua, la multitud se reía, como si yo fuera un juguete. Intenté gritar, pero no podía... Me sentía atrapada, como si me estuvieran ahogando... Sentí que me tocaba y abrazaban lentamente, me intentaba mover, pero cada vez que lo intentaba me tocaba más, me di cuenta, estaba llorando, no podía abrir mis ojos y Darcy no paraba. Pero entonces, sin darme cuenta, le di una patada en el estómago, Darcy se cayó al suelo y le pisé la cara con mi pie.

-¡Eres una maldita loca! - Exclamé. -Hmph, eres una agua fiestas, apenas estaba comenzando. Bueno, como eres así de traviesa te tendré que mandar con tu amiguita. - Dijó Darcy mientras se paraba. ¿Traviesa? ¿Ella intentaba hacerme ESO y yo por defenderme era traviesa? No lo entendía, y mientras lo pensaba Darcy me agarro por el brazo con fuerza, lloré para que alguien me ayudara. -Perdón, no empatizo con prostitutas. - Dijó alguien de la multitud sarcásticamente para después reirse.

Todo se volvió negro, abrí los ojos, estaba dentro de un casillero, mi cerebro tomó un tiempo para procesar lo que había pasada, y pasé de confundida a paniqueada.

Golpeé la puerta de el casillero, esperando a que alguien sepa que estoy ahí y me sacara, pero después de seis golpes me cansé, estaba demasiado cansada para siquiera llorar, miré el exterior por las rejillas, no había nadie, ni una mosca. Pensé que ya estaban dando clases, me quedé quieta, y me calmé y me dormí.

Que bien, conseguí las tres horas de descanso que me merecía, sentí que me caía de mi cama... Que resulta que seguía siendo un casillero, al parecer, alguien abrió la puerta y me liberó. Me paré e hice mi baile de la felicidad por tres segundos y corrí a comprarme algo de merienda ya que ya era recreo.

Me fui al quiosco que un compañero de clase mio había creado, me acerqué y me compré unas galletas y una gaseosa con los 0.40 dólares que me había robado de mi padre, me senté en una esquina y me comí mi merienda. Todo el día pasó normalmente, excepto por el incidente de la entrada, mi profesor me dio un discurso por no estar las primeras tres horas de clase y bueno, nada importante.

Después de las aburridas clases, sonó la campana, caminé lentamente hacía la salida, aún preocupada por Martina, me fui a mi casa mientras pensaba en ella, bueno, le mandaría un mensaje cuando esté en casa. Cuando llegue, me arreglé un poco y le mandé un mensaje a Martina.

-Hola marti, queria preguntarte como estabas? tas enferma? porfa responde, me preocupas :(

Pero no hubo respuesta, ¿y si le había pasado algo? Probablemente solo estaba sobrepensandolo, quizá solo estaba enferma o estaba ocupada. Pasó un tiempo, unas dos horas, estaba haciendo mis tareas en el escritorio con mi teléfono al lado, escuche como vibró y abrí mis mensajes, estaba emocionada ya qué pense que era Martina.

-Hola, Alison, buenas noches. Me disculpo por no responder antes, estoy en mi casa, regando las flores. Por favor, ven mañana que no hay clases, quiero mostrarte mis bellezas. =) + Dirección +

No se, nunca habia ido a casa de Martina y nisiquiera sabía donde vivía, pero ese mensaje me daba mala espina. Martina siempre tenía mala gramática a proposito cuando escribía, además, me solía poner apodos como "Loca" o "Alitas de pollo", pero la manera en la que estaba hablando...

No me daba confianza.

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Hora de PastillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora