Yo era una joven chica que disfrutaba de su juventud como toda chica. A pesar de no tener mucho dinero como todos los demás, tenía todo lo necesario, una casa, una padre y hermano amorosos, y una vida feliz.
O bueno todo era feliz hasta que el idiota de mi hermano hizo una de sus tantas estupideces.
Celestine, es mi hermano mellizo, era un chico guapo, amable y respetuoso, nadamas eso. Por que era un completo idiota que apostaba en el casino todos nuestros ahorros que costaba recolectar. Mi padre estaba en el hospital y que estaba muy malo de salud y teníamos que pagar su tratamiento.
Pero el tonto de Celestine se gastaba ese dinero para unos malditos juegos.
Bueno, todo empezó en un día tranquilo. Yo estaba tomando un té caliente en el balcón de mi hogar. Fue entonces que alguien llamo a la puerta, era una persona conocida, Wells un hombre que trabajaba en el casino y que siempre que llegaba él era por qué Celestine se había metido en problemas y había gastado otra vez el dinero.
—¿Que es lo que hizo ese pequeño idiota ahora?
—Creo que sería mejor que vengas y lo veas por ti misma.
Wells lucía asustado, algo no muy normal en él, lo que aún significaba malas señales de Celestine.
Odiaba esa parte de mi hermano, era un completo idiota que no pensaba en las posibles consecuencias.
—¡¡Celestine!! ¡¡Pequeño idiota!! ¡¿Que fue lo que hiciste ahora?!
Cuando entre a aquel casino el cual lo hacía siempre solo para sacar a mi hermano de problemas, vi a un montón de sujetos que rodeaban a Celestine.
—Hermana....
Aún tenía el descaro de saludarme.
—Okey, señores díganme ¿Que tanto les debe mi hermano? Estamos dispuestos a pagar todo pero por favor tengan paciencia y les daremos el dinero en unas dos semanas.
Trate de hacer un trato con esos tipos pero aquellos maleducados solo se rieron.
—¿La oyeron?
—Cree que solo son unas cuantas monedas...
Yo no entendía que era lo gracioso. Solo observé confundida a Celestine.
—Hermana, e-es que no solo fueron unas simples monedas. Fue algo m-más...
El idiota de Celestine ya estaba empezando a tartamudear, más malas señales.
—Vamos dile niño...
—Quedaras atónita al escucharlo jovencita...
Ya empezaba a sudar a mares. Sabía que me iba a doler la billetera al escuchar eso, seguramente era una gran suma.
—Aposte los papeles de propiedad la de casa...
Estaba hirviendo de rabia, lo iba a matar de una vez por todas ¡¿Por qué se le ocurrió hacer eso?! Estaba dispuesta a estrangularlo a pesar de terminar tras las rejas.
—Pero no solo eso... Con la casa no bastaba para pagar con lo que debo...
—Que más diste Celestine... Por qué te juro que de está no te salvas...
Mi párpado temblaba de la rabia.
—Ni tu tampoco te salvas niña.
Una voz misteriosa me habló desde otra mesa.
—¿Que?
—Tu hermanito querido te dio a cambio. Ya que no podía pagar todo lo que debía.
¡Celestine me había vendido!
—Lo que significa que ahora eres de mi pertenencia. Eres ahora parte de la colección de Ignis Von Patus.
¡Maldito Celestine! Te voy a matar...
CONTINUARÁ...
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Por mi tonto hermano
De Todo¿Alguna vez pensaste que tú hermano te vendería en una apuesta de casino? ¿No? Pues Selena Evan tampoco lo creía pero le sucedió eso.