Prólogo

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Obra original: @confete

Era el año 1012.

El Reino del Sur amaneció soleado y feliz.

Los mejores panaderos del reino preparaban sus mejores recetas. Los mejores bailarines ensayaban para su actuación. El castillo de la familia real amaneció animado, con los sirvientes trabajando a toda prisa.

Y los príncipes desayunando, charlando entre ellos con fervor, sin darse cuenta de que sólo eran seis.

El séptimo, el cumpleañero del día, había salido temprano. Con una capucha en la cabeza y botas para caminar por el bosque, se internó entre los árboles.

Caminó disfrutando de los débiles rayos del sol que lograban atravesar las hojas de los altos árboles. Rayos que tocaban su pálida piel y se reflejaban en sus orbes verde esmeralda.

No muy lejos, un joven herrero montó en su caballo. Cabalgaba hacia el bosque, el camino más corto hacia el otro extremo del reino, donde entregaría las nuevas piezas que había forjado.

Un pájaro azul le acompañaba, alegrando con su canto el viaje del herrero. El joven estaba tan absorto en la suave música que se sobresaltó cuando su caballo relinchó, encabritándose y casi haciéndole caer.

El segundo grito sobresaltado hizo que el joven agarrara con fuerza las riendas y mirara hacia abajo.

Su caballo se había detenido, tras haber estado a punto de atropellar a una persona.

- ¡Cálmate, muchacho! - el herrero le dio unas ligeras palmaditas en el pelaje marrón.

Una vez que el animal se hubo calmado, el joven se apeó, aterrizando suavemente en el suelo del bosque de ramas secas y hojas verdes.

El pájaro azul se posó en una rama más alta, observando la escena.

La figura encogida en el suelo llevaba una capucha y estaba de espaldas. Todo su cuerpo estaba oculto a la vista del muchacho, que no se atrevía a acercarse. Conocía bien aquel bosque, sabía que no era seguro. Sólo con detener su caballo, ya estaba en peligro.

Discretamente bajó la mano hacia la daga que llevaba al cinto, preparándose por si tenía que luchar.

La figura se levantó de repente, y de detrás de la capa de terciopelo negro salió un zorro.

Un pequeño y joven zorro rojo. Increíblemente, sus ojos eran verdes.

El herrero se sorprendió tanto al ver al animal que se sobresaltó con el siguiente movimiento de la persona.

Unos dedos largos y pálidos le quitaron la capucha de la cabeza, dejando a la vista una maraña de rizos oscuros.

Entonces la persona se dio la vuelta. Un rostro nuevo y suave, con unos hipnotizantes ojos verdes. Estaba completamente de frente a él, mostrando sus impecables ropas.

- Casi me aplastas - fue lo primero que le dijo el chico que tenía delante al herrero.

El dueño del caballo parpadeó, dándose cuenta de que había pasado demasiado tiempo admirando la belleza del otro hombre. Dio un pequeño paso atrás, con la cabeza palpitándole mientras parecía conocer a la figura.

- Mis disculpas. - se disculpó el herrero - Me distraje.

- Sería irónico que muriera el día de mi cumpleaños. - comentó el dueño de los hermosos ojos verdes.

El herrero no podía dejar de seguir los movimientos de los labios rojos del chico que tenía delante. Sin duda era más joven que él, su piel suave y nada castigada como la suya. Seguía teniendo la sensación de conocerle, pero no recordaba de dónde.

game on - larry (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora