Simbiosis entre la liebre y la nutria

Simbiosis entre la liebre y la nutria

—Respira, Hermione, respira... —Se susurró a sí misma— El autocontrol es lo tuyo, por algo no has matado a Harry y Ron todavía...

Pese al soliloquio de automotivación, la vena en su frente estaba por estallar a punta de stress, todo por la chica que había sido asignada como compañera de proyecto final para Historia de la Magia.

¿Qué mal había hecho o qué karma estaba pagando para ser puesta como pareja de la única bruja de la clase a la cual no soportaba?

"Luna Lovegood es una bruja diferente pero sorprendente" -había afirmado el profesor Binns cuando discretamente fue a solicitar hacer la investigación sola- "No la subestime por ser de un año menor a usted señorita Granger", se ganó a pulso ser adelantada en esta clase como toda una digna Ravenclaw y estoy seguro que si le da la oportunidad ambas podrán generar una simbiosis sin igual".

De seguro los años de profesorado tanto en su plano terrenal como desde el más allá le estaban pasando factura al anciano profesor fantasma. Y es que era irrisorio el cómo aquella chica que parecía más perdida que Troll en cristalería pudiese en verdad ser lista.

Había pasado ya prácticamente la mitad del año escolar y ella aún no se acostumbraba a tenerla en el mismo salón; su sola interacción ante las respuestas que la Ravenclaw al profesor le daban escozor y verla cada vez en las reuniones del ED le causaba desazón.

De por sí ya era exasperante que hace unos días cuando lograron materializar sus patronus en el Salón de los Menesteres, ambos se llamaran la atención y se pusieran a juguetear: una liebre y una nutria jugando al pilla pilla, acicalándose y dándose mimos hasta desvanecerse juntas al final.

Enfermizo de solo recordarlo, hasta insultante cuando Harry y Ron con ternura lo comentaron. Irónico de la forma menos divertida posible y frustrante cuando Ginny dijo que capaz era una señal de que serían muy cercanas al finalizar el año.

¿Lo que más le molestaba? Sin duda la actitud de Luna ante todo.

¿Acaso aquella chica estaba con la mente tan ida que no notaba que quería estar lo más lejos de ella posible y activamente la evitaba como si fuese una maldición imperdonable?

Pero no, la rubia era ajena a todo. Es más, por el contrario, más de una vez en la clase y con el ED la captó observándola con una mirada que no descifraba del todo, siempre buscaba sentarse a su lado.

No quería ser mala, aunque le cayera mal no quería decirle nada grosero o hiriente como aquellos imbéciles que la molestaban. Ella misma había sido víctima de bullying, aunque por diferente causa, y por ello no deseaba esparcir la semilla de odio que ella tanto detestaba.

Pero de igual manera la lógica y empatía no ayudaba ni un poquito a apreciarla.

Sabía que estaba mal, que por más respuestas ridículas y mal atinadas que diera o comportamientos estrafalarios que tuviese, no tenía en realidad buenos argumentos para que mal le cayera... no obstante, los sentimientos, incluso los malos, eran inexplicables y no podía obligarse a quererla.

Por eso se alejaba... aunque ahora, con un trabajo a cuestas, imposible sería esa tarea.

x—x—x

—¿Qué haces leyendo sobre el código penal mágico? —Mencionó una pecosa chica que estaba comiendo varitas de regaliz en el mullido mueble de la sala común de Gryffindor.