Satisfied

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La recepción de la boda era realmente obscena, Regulus no sabía cuánto dinero se habían gastado en los preparativos, pero fue la suficiente cantidad como para que sus ancestros conquistadores estuviesen orgullosos. Por supuesto, no le dijo eso a Lily ¿o debería decir, señora Potter? El solo pensamiento le retorcía las tripas y prefería evitarlo, al menos en su mente. Nunca dejaría ver sus pensamientos

Eso no quitaba que los antiguos indígenas estuviesen retorciéndose en sus tumbas, claro está. Pero le permitía divagar en medio de la celebración.

—¡Escuchemos unas palabras por parte del padrino, Regulus Black!

El menor de los hermanos Black cerró los parpados lentamente y suspiró una única vez antes de ponerse de pie e ir hasta la mesa dónde estaban los recién casados. Podía sentir decenas de ojos sobre él, siguiendo cada uno de sus pasos, a muchos todavía les sorprendía que alguien de su "calaña" fuese el mejor amigo de una persona como Lily Evans (ahora Lily Potter).

Si supieran que tengo más que ver con el novio, que con la novia. Pensó.

Con cuidado alisó su sacó y apartó un rizo negro que le había caído encima de la frente. Era consciente de que su tortura no terminaría ese día, al contrario, probablemente descendería un piso más en su caída hacía la locura.

—Suerte. —inquirió Sirius entregándole una copa de champagne.

Regulus le entregó una sonrisa de cortesía y asintió con fingida indiferencia. El mayor le dio unas palmaditas en la espalda para luego irse a sentar con su prometido, Remus Lupin. Regulus se aclaró la garganta antes de hablar de nuevo.


La guerra contra Voldemort había acabado y pocas personas sabían el papel que Regulus jugó como espía entre las filas de mortifagos. Muchas vidas se salvaron gracias a su intervención y la información que le entregaba a la Orden.

Entonces Lily se puso de pie y vino hasta él, estrechándolo en sus brazos.

Olía a flores y pergamino. Regulus alzó la mirada, encontrándose con unos ojos del color de la miel derretida que lo observaban con una expresión lastimera. Entonces tuvo un deja vú, un recuerdo que creía haber enterrado en las profundidades en su mente; algo en lo que había jurado nunca volver a pensar.

25 de diciembre de 1978.

Regulus caminaba en medio del mar de personas que habían sido invitadas a la fiesta de navidad anual que organizaba la familia Potter. Tuvo que hacer malabares para escaparse de su casa aquella noche y todo porque no se veía capaz de quedarle mal a su hermano mayor de nuevo, Sirius disfrutaba de este día más que cualquier otro y desde que había huido de casa los Potter lo acogieron.

El único hijo de aquella familia, James Potter, era el mejor amigo de Sirius desde que entraron a Hogwarts y había sido su culpa suya que Regulus perdiera a su hermano mayor (algo que jamás admitía en voz alta y que por supuesto nunca perdonaría). No los veía a ninguno de los dos desde que empezaron las vacaciones.

—¡Reg! —El pelinegro se volteó, solo para encontrarse con la última persona que esperaba ver en un lugar como aquel: Lily Evans. —Pero ¿qué haces aquí? —preguntó colgándose de su brazo. La pelirroja llevaba un vestido azul oscuro que resaltaba aún más el tono de su cabello y ojos, Regulus le sonrió con cierto cariño

Él y Lily habían sido amigos desde su segundo año, cuando la defendió de unos imbéciles que la llamaron sangre sucia. En ese momento creyó que había sido lo suficientemente disimulado para no lo notara, pero subestimo a la joven chica.

Ella lo vio cuando hechizo a los de cuarto año estando detrás de una estatua. Después de eso se convirtió en una de las pocas personas que no lo consideraba una asquerosa serpiente y que veía en él mucho más que el hermanito de Sirius.

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⏰ Última actualización: Oct 02, 2023 ⏰

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