Capitulo I

32 2 2
                                        

Han pasado ya 15 largos años en los cuales esos sueños cada vez se vuelven más constantes; desde que papa murió o más bien lo asesinaron mi vida se convirtió en un infierno a lado de mi madre.
Desde que tenía cinco años por las noches cuando dormía solía tener una serie de sueños un tanto raros siempre despertaba a las 3:15 am a causa de lo desconcertantes que estos eran para mí. Siempre a mi lado estaba mi padre siempre tratando de minorar la esencia que dejaban esos sueños. Mi padre siempre decía que eran a causa de ver tantas películas o de leer pero ambos sabíamos que no era así. En mis sueños siempre aparecía un hombre alto joven no mas de 25 años de tez blanca como la nieve cabello castaño ojos café oscuro en realidad eran hermosos pero mostraban una maldad inexplicable, en todos los sueños me susurraba cosas al oído que nunca logre a entender.
Pero estos sueños o quizás pesadillas incrementaron a la edad de ocho años cuando mi padre fue asesinado brutalmente, aun el recordar aquella noche me hace daño y no puedo evitar derramar lágrimas. Era una fría noche de diciembre cuando escuche ruidos extraños en el primer piso, yo me encontraba en mi habitación leyendo un libro que mi padre me había regalado cuando escuche los ruidos y decidí bajar y ver qué era lo que sucedía al llegar al último escalón puede ver la puerta del despacho de mi padre entreabierta mi vista se detuvo en la figura de dos hombres uno más alto y corpulento que el otro hombre, conforme me acercaba pude distinguir a mi padre discutiendo con el otro hombre.
No entendía lo que estaba sucediendo solo recuerdo que segundos después mi padre cayó al suelo yo corrí en su dirección cuando llegue a él tenía una daga clavada en el corazón y sus últimas palabras que salieron de su boca antes de dar su último suspiro fue “TE AMO” lo único que podían ver mis ojos llorosos por las lágrimas que amenazaban con salir era a mi padre muerto en aquella habitación inmensa, no me importaba que el hombre que lo había matado estuviera detrás de mi que más daba si decidía acabar con mi vida ya nada importaba.
Aquel hombre alto y que solo el hecho de verle me dejo atontada y con un miedo que gamas había sentido en mi vida, su simple presencia emanaba una brutal maldad que hizo congelar mi sangre cuando sentí que sus manos me tomaron del cuello y me arrojara contra la pared desde ese lugar pude ver como desenvainada sus espada de atrás de su espalda y se acercaba sigilosamente a mi como un guepardo asechando a su presa solo que yo era la presa. al momento que él iba a clavar su espada en mi pecho algo o más bien alguien se interpuso entre la espada y yo, solo pude sentir unos tibios brazos envolviéndome en ellos y una dulce y angelical voz que susurraba en mi odio “yo te protegeré, amor mío” 

DEMONIO ENAMRADO ONUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora