Estaba tranquilo, disfrutando el día, que apesar de estar nublado seguía caminando sin preocupaciones por la plaza. Volteé y te vi... Estabas de perfil, un poco cambiada pero igual de hermosa. De repente, mi mente comenzó a traer todos aquellos momentos que vivimos, uno tras otros, momentos buenos, malos, divertidos, románticos, mi mente no paraba ni siquiera un instante para dejarme analizarlos.
Cuando por fin mi mente dejo de pasar esos recuerdos como si fueran una película, noté las lágrimas en mi rostro... Parecía idiota parado en medio del camino y llorando. Me limpie el rostro con mis manos y me fui acercando a ti, al estar lo suficientemente cerca, toque tu hombro levemente, me miraste con extrañes.
-Hola - hablé nervioso y aún afectado por la ola de recuerdos
- ¿Hola? - Seguías mirándome extrañada y con cierto miedo en tus ojos
- Soy Alex...
- ¿Alex? ¡Dios mío, cuánto tiempo!
No dudaste ni un segundo a abrazarme, tus cálidos brazos rodearon mi cintura, eras más pequeña que yo y quedabas a esa altura. Al devolverte el abrazo, me di cuenta que mi corazón seguía siendo tuyo y siempre lo será...
