Negociando

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Los minutos avanzaban mientras un ansioso Asmodeus anhelaba que ya fuera la hora en que dejara pasar a Stolas a su oficina. En eso la campana del reloj de su pared suena, se levanta de su asiento para dirigirse a toda prisa a la puerta, respira profundamente para no ser tan obvio en lo que iba a hacer y abre la puerta:

-- bienvenido, Stolas, pasa, por favor --

-- me sorprende el que cambiarás de opinión respecto al cristal --

-- digamos que tuviste suerte--

En cuanto entra el príncipe búho, el overlord de la lujuria cierra la puerta con llave de forma discreta:

--pero antes de entregarte el cristal --

-- ¿Acaso me vas a condicionar para darmelo? --

-- por supuesto que no, es solo que me dejaste pensando --

-- ¿En serio? ¿De que?--

-- bueno, para empezar, me enteré que tu mujer intenta asesinarte --

-- hay, no me lo recuerdes --

--y eso te mortifica porque no sabes cómo lo vaya a tomar tu hija--

-- ¿Podemos no tocar ese tema? Es algo molesto --

-- perdona, es que te he visto tan estresado porque sales de un problema y entras a otro que la verdad me gustaría ayudarte, quiero tratar de ser tu hombro "consolador", quiero escucharte y tratar de ayudarte a encontrar una solución juntos--

-- ¿A qué se debe ese cambio?--

-- a qué tú me lo enseñaste, te humille en Ozzie y tuviste la oportunidad de humillarme a mi cuando secuestraron a mi Fizzy, pero no lo hiciste, te quedaste conmigo y me ayudaste a no meter la pata con ese supuesto contrato, y quiero devolverte el favor, déjame ayudarte con esa carga tan pesada --

-- ¿Que? No, no hace falta, solo hice lo correcto --

-- ahora yo también quiero hacerlo, antes de entregarte el cristal acompáñame a un spa, vamos a relajarnos, y no acepto un no como respuesta --

Stolas pudo haberle dicho que no pero al ver qué Asmodeus le tendía la mano con una sonrisa en los labios y una mirada sincera sentía que por fin podía tener un respiro ante todo lo que le había pasado, al fin tenia a alguien en quien pudiera confiar para descargar todos esos sentimientos que no lo dejaban dormir.

En cuanto llegaron al Spa se les llevo a una habitación VIP en donde varias súcubos les ayudaron a retirarse las ropas dejándose solo unas salidas de baño. El servicio fue excelente, desde un masaje de manos y pies hasta la espalda, Stolas se sentía tan bien que no pensó que se llegaría a relajar al lado del overlord de la lujuria, sobre todo con esos gustos tan finos como ese lugar:

-- debo admitir que nunca me había sentido tan bien desde hace muchos siglos, te lo agradezco --

-- no tienes nada que agradecer, Stolas, aún falta más --

-- hay ya no puedo, estoy tan relajado que no creo ser capaz de relajarme más --

-- bueno, tenía pensado que nos metiéramos a uno de los baños de aguas termales --

-- ¿Tienen aguas termales aquí? Que delicia--

-- ¿Entonces que? ¿Me acompañas, pichoncito? --

-- por supuesto, jamás me perdería algo así--

-- después de las termales ¿Que te parece si vamos al de vino? --

-- cuanto lujo, pero...--

-- por favor, no me digas que no --

Lo que quedó de las cenizas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora