Aclarando el pasado

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"¿arruinaría el momento si nos besamos?* fueron las palabras que dijo aquel diablillo que abrazaba con cariño a aquel bufón que había extrañado mucho. Ambos al sentirse aliviados y a salvo decidieron proseguir su escape subiendo al auto que habían tomado prestado. Por alguna razón ambos estaban en silencio hasta que Fizzarolli decidió romperlo mientras sus mejillas se sonrojaban:

--oye, Blitzø....--

--¿Si?--

--muchas gracias por... bueno, tú sabes...por salvarme--

--Fizz...no me atrevería a cometer el mismo error dos veces --

Blitzø toma rumbo a un callejón y se detiene, eso dejo asombrado al payaso:

--¿Blitzø, estás bien?--

--estoy... realmente feliz de volver a tenerte de nuevo...eres el primero que no me repudia--

--¿A qué te refieres?--

--hace poco fui...a buscar a mi hermana...--

--¿Ah Barbie? ¿Cómo está?--

--no como quisiera...y no la culpo...--

Fizzarolli le agarra la mano a su querido amigo:

-- Blitzø, si hay algo que pueda hacer solo dimelo, trataré de ayudarte en lo que pueda--

El diablillo al sentir esa mano sujetar la suya no duda en poner una mano en la mejilla de su amigo:

--te lo agradezco, Fizz--

Cómo si hubieran estado conectados sus ojos se encontraron y comenzaron a brillar de una forma que ambos reconocían, era un brillo de felicidad al tenerse el uno al otro después de tantos años, era tanta la dicha que Blitzø en un arrebato le roba un beso a Fizz, beso que se fue intensificando por ambos, un beso que había quedado atorado en el pasado y que por fin había logrado salir, provocando que los corazones de ambos latieran de una forma acelerada que las manos de Blitzø comenzaron a recorrer ese delgado cuerpo que le provocó una erección, Fizzarolli se dio cuenta de ello pero no le dio importancia al sentir la calida lengua del diablillo danzando con la suya. Con mucho cuidado Blitzø recargo el asiento de Fizzarolli para de ahí pasarse ambos al asiento de atrás para continuar con los apasionados besos, parecía como si el tiempo hubiera retrocedido y estuvieran de nuevo en esa época en la cual eran felices, donde mostraban su talento al público dentro de una carpa para después robar el licor de su padre para embriagarse y sacar a flote lo que no se atrevían a decir ni hacer.
Una mano inquieta comenzó a explorar el traje de ese payaso hasta que encontró debajo del cuello una cremallera la cual comenzó a bajar lentamente, al percatarse de eso Fizzarolli de inmediato trato de empujar a Blitzø pero el que estuvieran dañados sus mecánicos brazos no le ayudaba, seguía permitiendo que Blitzø continuará saboreando sus labios mientras su mano se deslizaba por unos indefensos y sensibles pezones lo cual provocó un que un gemido saliera de la boca de ese bufón. sabía que no podía detenerlo pero algo en él tampoco quería que se detuviera, anhelaba volver a sentir ese calor que había perdido hace quince años.
Blitzø se hacer a al pecho de Fizzarolli y comienza a jugar con sus pezones usando su lengua mientras esté lo único que podía hacer era morder sus labios ante el deseo hasta que finalmente después de tanto gemido por fin pudo hablar Fizzarolli:

-- Blitzø.... tenemos que irnos...--

El diablillo abrió los ojos y como si hubiera salido de un trance se aleja de golpe del bufón:

--si...tienes razón....tu enorme pollo te debe de estar esperando --

-- Blitzø...--

-- ¡No! No digas nada...yo lo inicie...no es tu culpa, es mía... además...--

Fizzarolli le interrumpe besandolo:

--solo llevame a casa ¿Si?--

Blitzø sonríe y confirma con la cabeza.

En cuanto llegan a la casa de Asmodeus, Fizzarolli toma el celular de Blitzø:

--¿Que haces?--

--te estoy anotando mi número, así estaremos en contacto, y cuando quieras verme me mandas mensaje o me llamas --

--de acuerdo...--

Una vez más Fizzarolli le calla con un beso:

-- no olvides llamarme--

--¿Te veré mañana?--

--si es lo que quieres, estoy de acuerdo con ello--

--te mando mensaje para ponernos de acuerdo --

--por supuesto--

En cuanto se retira Blitzø Fizzarolli no dejaba de pensar en lo que ocurrió, por una parte le alegraba, se sentía como en su juventud, pero también se sentía culpable, sentía que había engañado al único ser que lo apoyo en todo cuando no tenía a nadie, incluso lo amaba y el sentimiento era mutuo, así que pensó que lo mejor para él era no volver a ver a su amado amigo para evitar todas esas dudas que se estaban acumulando en su cabeza

Lo que quedó de las cenizas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora