PRÓLOGO

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La luna brillaba alta en el cielo de Beacon Hills, y la oscuridad de la noche se cernía sobre la tranquila ciudad. En medio de la quietud de la noche, cuatro figuras se movían con gracia y sigilo a través del bosque. Eran una familia de cazadores, dispuestos a llevar a cabo una caza que había estado gestándose desde su llegada a la ciudad.

Una pelinegra de ojos penetrantes, lideraba la expedición. Su mirada ardiente estaba fija en el objetivo que se les había encomendado: dos Alfas de la manada de Deucalion que habían destruido muchos de sus planes. Ella había planeado cada detalle de la caza con precisión y determinación. Era la más letal entre los cazadore que se encontraban en dicha misión.

Junto a ella, otra pelinegra seguía sus pasos su inquietante apariencia era extrañamente idéntica a la menor de los Argent, lo cual era un poco extraño ya que, poseía una mirada fría y una extraña indiferencia que resultaba francamente extraña para alguien quien no estuviese familiarizada con la menor de los Argent. Su presencia había añadido un elemento adicional de intriga a la dinámica de la familia, y ahora estaba ansiosa por demostrar su valía en la caza.

Detrás de las dos mujeres, estaban dos chicos uno castaño y un pelirrojo avanzaban en silencio, preparados para intervenir en cualquier momento. El castaño se encontraba manteniéndose alerta y listo para actuar cuando fuera necesario. El pelirrojo, el que parecía ser el más silencioso de los cuatro, mantenía una mirada inquietante en sus ojos mientras sostenía una daga afilada en su mano y una pistola en la otra.

Eran los hermanos Volkov conocidos en el mundo natural por ser una familia de cazadores que cazaban a quien les convenia y no seguían un código, como tampoco el hecho de que no les importaba mezclarse con seres sobrenaturales. Los jóvenes eran Maddy, Katrina, Alexander y Jerome. Los Volkov habían siguiendo los pasos de la manada de Deucalion con precisión y sabían que esta noche era su mejor oportunidad para atacar. Se movieron en silencio a través de la maleza espesa, siguiendo las pistas que habían recopilado durante días.

Finalmente, los encontraron: los dos Alfas de Deucalion se encontraban torturando a una joven que parecía ser una mujer lobo beta, ajenos a la amenaza que se cernía sobre ellos. Los hermanos Volkov intercambiaron miradas breves pero determinadas antes de lanzar su ataque coordinado.

Maddy y Katrina se lanzaron sobre uno de los Alfas, sus movimientos rápidos y letales. Sus cuerpos se movían en una danza letal mientras esquivaban los ataques del Alfa y respondían con precisión. Las hojas de las dagas de las chicas brillaban bajo la luz de la luna mientras infligían heridas profundas con sus dagas y balas cargadas de acónito.

Alexander y Jerome, por su parte, lidiaban con el otro Alfa. Aunque no compartían la misma elegancia y destreza que las chicas, su brutalidad y ferocidad compensaban lo que les faltaba en técnica. La lucha se volvió feroz mientras los cuatro hermanos se unían para someter a los Alfas de Deucalion.

La batalla fue intensa, pero finalmente, los hermanos Valeska lograron derrotarlos. Los dos Alfas de Deucalion fueron derrotados y yacían moribundos en el suelo. Los Volkov se miraban unos a otros, satisfechos con su victoria, mientras la joven beta observaba la escena con ojos totalmente llenos de terror.

Maddy Volkov se adelantó y miró a los Alfas heridos con desprecio.

Somos el puñal de nuestros enemigos y el escudo de nuestros amigos—murmuró en en ruso, con una sonrisa irónica mientras limpiaba su daga en la ropa ensangrentada de uno de los Alfas, mientras estos aun con la poca fuerza que aun conservaban observaban cada uno de sus movimientos, antes de que la gravedad de las heridas junto al envenenamiento causado por el acónito les causara la muerte.

Los hermanos Volkov solo miraban su cuerpo sin vida desapasionadamente. La joven beta que había quedado, quien se encontraba congelada en su sitio noto como los ojos de los hermanos se dirigían hacia ella se congelo aún más si era posible. Alexander viendo la situación de la beta decidió liberarla mientras esta estaba aún en shock antes de escuchar como una de las chicas se dirigía hacia ella, aunque parecía mirar a Katrina como si la conociese, lo cual no pasó desapercibido para los hermanos.

—No eres nuestro objetivo beta, puedes irte.

—No vas a matarme— logro decir la joven de manera temblorosa mientras observaba.

—No veníamos por ti, vete ahora

La joven beta aun con miedo decidió que la mejor opción era retirarse salió huyendo sin mirar atrás por miedo de que los cazadores solo estuviesen jugando con ella.

La llegada de los Volkov a la ciudad había traído consigo un cambio profundo y oscuro, y el mundo sobrenatural nunca sería el mismo, las cosas estaban por cambiar después de todo no eran una de las familias más temidas del mundo sobrenatural por nada.

Los Volkov habían llegado para quedarse, y Beacon Hills estaba destinada a ser testigo de más oscuridad y caos en un futuro próximo..

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