Sharingan | Nanko Uchiha | Alone

Capítulo 2: Solo era una niña.

—¿Crees que algo así funcionará, Nanko? —preguntó Shikamaru, al lado de la Uchiha, que estaba sentada en el escritorio del despacho del Hokage. La chica dejó escapar una carcajada y sonrió. "Estúpido, cree que pienso que está de mi lado... Le mataré", pensó ella, sonriendo de lado.

—Shikamaru, eres muy inteligente, sabes lo que voy a hacer, ¿no? —Nanko sonrió y apoyó sus manos en la mesa. —Estoy segura de que los que fuisteis amigos de Naruto me traicionaréis... Pero tú eres quien más me preocupa.

—Nanko, no tienes por qué desconfiar de mí... Y con la amenaza de Code rondando por aquí, necesitas poder depender de alguien —profirió el Nara con el ceño fruncido.

—¿Depender de ti? ¡Preferible es ahorcarme! —Activó su Sharingan y le sometió a un genjutsu.

Dentró del mundo de Nanko todo era negro, exceptuando algún rayo de luz que se colaba desde arriba. Shikamaru había sido atrapado por las mismas sombras que él empleaba mientras dos ojos, uno rojo y otro lila, le miraban fijamente.

—¿Últimas palabras? —preguntó la chica.

—Dile a Shikadai que siga jugando al Shogi —murmuró el hombre. "Me pregunto si existe alguien capaz de acabar con ella. Nanko Uchiha... Ese nombre inflige el mismo terror que el de Madara. Solo puedo rezar porque no les pase nada a Shikadai y a Temari. Qué fastidio... Morir unas horas después que Naruto es un poco lamentable... Pero no veo posible ganar. Los próximos seguramente sean Sai, Kakashi e Ino, después Hinata y Himawari, supongo que Tsunade será la última en caer... Espero que el mensaje que les envié a los demás Kages haya llegado. Ojalá puedan acabar con ella", pensó Shikamaru con una sonrisa en la cara.

Tomó su última bocanada y asintió. No podía hacer nada más que dejarlo todo en las manos de sus compañeros. Al salir del genjutsu, el cadáver del hombre yacía en el suelo con una mueca un tanto extraña. Nanko suspiró y observó la aldea a través del enorme ventanal del despacho.

—La guerra se desatará pronto —murmuró ella para sí—. Solo puedo asegurar que, la sexta guerra ninja, será con palos y piedras. —Sonrió. —Arrasaré con todos.

Su teléfono comenzó a sonar, había pasado mucho tiempo desde que alguien la llamaba, así que se sorprendió sutilmente. Respondió a la llamada con rapidez mientras quemaba el cadáver de Shikamaru con un jutsu.

—Nanko, dime que esto es una broma —masculló Shinki.

—¿Una broma? —Rio. —Quizás.

—¿Estás loca? Dijimos que trabajaríamos juntos... ¡Fuiste tú la que me convenciste para que no destruyera Konoha!

—Sí, me equivoqué. Era bastante noble en aquella época... Mi moral ha cambiado un poco. Supongo que elegirás el bien de tu aldea sobre el mío, no te culparé. Pero quiero que me escuches con atención, ya que esta puede ser la última vez que hablemos.

—Nanko, recapacita. Estás matando a gente inocente sin ningún motivo... ¿Piensas que esto está bien? Es imposible que alguien como tú, que tenías unos valores tan sólidos, quiera sumir al mundo en dolor.

—¿Dolor? ¿Crees que eso es lo que estoy haciendo? Reconstruiré el mundo ninja y me encargaré de que la desesperación no tenga cabida aquí. Para que eso pueda suceder, tengo que acabar con todos estos estúpidos que han colmado mi vida de miseria. Si lo hicieron conmigo, ¿no ves probable que lo hagan con otras personas?

—¿Qué diablos estás diciendo? ¿Acaso los ninjas que has matado te hicieron algo? ¡Nanko, no seas imbécil! —exclamó el chico, frunciendo el ceño—. La realidad es que has matado a cientos de personas para nada...