El del ¡Taxi!

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CAMILA

Iba tarde.

¡Muy tarde!

¿En qué momento se me ocurrió que viajar el mismo día de la boda era una buena idea?

Debí escuchar a mi madre.

Sinuhe Cabello siempre tenía la razón.

Siempre.

Traté de apresurar el pasó esforzándome por mantener mi respiración regular. Sentí una punzada en el pecho mientras hacía un esfuerzo por ir más rápido arrastrando mi maleta entre todas las personas que se dirigían a la salida del aeropuerto.

-Lo siento.

Me disculpé cuando choqué con un hombre robusto que en respuesta solo me dio una fría mirada antes de seguir con su camino.

Cuando por fin crucé las puertas automáticas de salida, me detuve. Enseguida fui capaz de sentir el calor y la humedad de la ciudad. Mi corazón volvía a latir con normalidad y mi respiración ya no era forzada. Inspiré y exhalé una última vez antes de disponerme a conseguir un taxi. Comprobé la hora en mi móvil. Tenía exactamente dos horas para llegar y cambiarme.

Definitivamente estaba a punto de ser catalogada como la peor dama de honor de la historia.

Miré en ambas direcciones de la calzada encontrando a un montón de personas con las mismas intenciones: encontrar transporte lo más pronto posible.

Bien, definitivamente no tenía ánimos para pelear con alguien por un taxi así que debía ser rápida y astuta si quería salir de allí pronto para llegar a tiempo.

Noté como un taxi acababa de apartar al final de la calzada y comencé a caminar ignorando todo y a todos a mi paso.

-¡Taxi!

Grité agitando mi mano en el aire en cuanto hice contacto visual con el conductor apresurando el paso. Cuando estaba a punto de llegar junto al vehículo, una chica que cargaba consigo una enorme mochila de viaje se atravesó en mi campo de visión y se acercó al taxi.

Esto tiene que ser una broma, pensé.

-¡Hey! .- Exclamé tan fuerte como pude.

Ella se giró a verme y frunció el ceño.

-¿Puedo ayudarte?

-Estaba por tomar el taxi.- Expliqué.

-Oh...- Fue todo lo que dijo.

Se giró para mirar al conductor quien estaba poniendo su equipaje en el maletero y luego volteó a verme otra vez.

-Escucha, en verdad necesito estar en un lugar lo más pronto posible y no puedo seguir esperando. Necesito el taxi.

-Bueno, me parece que estamos en las mismas circunstancias.- Respondió- ¿A dónde vas?

-Una boda.

Ella se rió.

-No, me refiero a la dirección.- Aclaró.

Por supuesto, que estúpida.

-Es...

De pronto estaba en blanco.

La chica frente a mí alzó las cejas esperando a que yo continuara.

-Al oeste de la ciudad, por la playa Zuma.

Esperaba que eso sirviera como referencia porque al parecer mi cerebro se negaba a pensar más allá.

-¿Alguna de las dos tomara el taxi o no?

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