INTENTO DE SUICIDIO: EL PUENTE.

601 67 25
                                    

Era de noche, y después de visitar la tumba donde descansaban los restos de su mejor amigo Sakunosuke Oda, Dazai caminaba sobre un puente alto que atravesaba una gran carretera con autos a gran velocidad.

Si bien, parecía estar viviendo como si nada le importara o afectara, tenía sus momentos de tristeza y depresión que regresaban a él, sobretodo cuando visitaba a Oda. Lo extrañaba bastante y su partida dolía como el primer día aunque hayan pasado cuatro años.

Al llegar a un punto deseado, cruzó del otro lado de la barandilla para preparar su lanzamiento. Estaba decidido, iba a terminar con su vida y si no moría por la caída, sería arrollado por los vehículos. Le dolería, pero ya nada era tan importante como para quedarse viviendo con ese sentimiento de vacío y dolor.

— Odasaku, finalmente podré verte otra vez...

Estaba tan hundido en sus pensamientos, que ni siquiera se percató de que alguien lo nombraba varias veces para evitar su caída.

— ¡Dazai! ¡Oye, vuelve a tus cabales! ¡DAZAII! ¡ME ESTOY ENFADANDO MUCHO, IDIOTA! ¡NO SALTES!

Gritaba Chūya desde el puente al otro lado de la barandilla. Quería usar su habilidad para regresar al castaño de su lado, pero eso podría ser peligroso por cierta razón:

— ¡Pa-pá! ¡Pa-pi!

Una voz infantil y desconocida lo hizo reaccionar y voltear al instante y muy impresionado.

— ¿Qué significa esto, Chūya? ¿Quién es ese bebé y por qué dice que soy su papá?

Cuestionó de inmediato, pasando del otro lado y dejando atrás el suicidio.

— Porque lo eres, idiota. No puedes negarlo.

Respondió serio, acomodándose su sombrero.

Dazai contemplaba a una mini copia suya. Un bebé de dos años, cabellera castaña, ojos azules, piel más clara que la suya y una carta colgada como collar.

"Lo siento mucho, Dazai-sama. Lo cuidé dos años y ya no puedo hacerme cargo de él. Es el hijo que me hiciste aquella vez en el cuarto de limpieza en el hospital, ¿Lo recuerdas? Soy la enfermera. Por favor, cuida bien de Masaki-kun. Sé un buen padre. Saludos".

Dazai sintió cómo su corazón de detuvo por segundos, o quizás estaba exagerando. No sabía que aquel par de veces con la enfermera traería un bebé al mundo. No lo consideró, y mucho menos tiene intenciones de hacerse cargo cuando apenas puede mantenerse a sí mismo.

— Chūya, yo no quiero a ese niño. Llévatelo, o me aventaré del puente con él.

Exclamó con frialdad, con una mirada vacía luego de no poder negar su paternidad con tan parecido niño, la carta y los antecedentes en el hospital.

— Tú lo hiciste, tu problema. Te dejo al mocoso, Dazai. Si me entero que le hiciste algún daño, te mataré.

Chūya se alejó sin más, sabiendo en el fondo que Dazai no se atrevería a aventarse con un bebé al vacío.

— Papi... No llodes...

Masaki se acercó a él y abrazó una de sus piernas, derramando lágrimas al sentir la tristeza del mayor. Osamu se puso a su altura para ver esas lágrimas que salían de los hermosos orbes del menor, las limpiaría sin dudarlo.

— Masaki-kun... Esto es, vergonzoso... No tengo dinero, no hay nada que te pueda ofrecer. Te irás a un Orfanato dónde van los niños huérfanos.

— Shem-pe juntos, papá.

Masaki se aferró al abrazo para ganarse el cariño de Dazai. Era muy pequeño, pero comprendía algunas cosas leyendo los sentimientos de su progenitor.

— Tú ganas. Le pediré dinero prestado a Kunikida-kun, un departamento a Mori-san o a Chūya, y de niñeros tendrás a Akutagawa y Atsushi-kun, seguramente todos nos ayudarán.

— ¡Shí!

Celebró energético, sin saber quiénes eran los que Dazai nombraba, a excepción de Chūya.

— Bien. Tienes al peor papá del mundo y aún así te alegras... Eres extraño, niño.

¿Quieren ships?

SUICIDIO DOBLE IMPOSIBLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora