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—No me tardo querida.

Solo asentí con una pequeña sonrisa a las palabras de la señora Marshall, la secretaria de la escuela. A esta hora del día no me molestaba tener que cubrirla en su oficina, era temprano y amenos que Forks subiera su población de, sólo debía organizar unos cuantos papeles antes de que comenzarán las clases.

Una tarea sencilla por unos cuantos créditos extra para mi historial académico, además la señora Marshall casi siempre me daba un chocolate con relleno de arándanos cuando la ayudaba.

Hola. Buscamos a la secretaria, la señora Marshall.

Bueno, parece que en Forks ya somos más de 3.120 personas. Un grupo de chicos inusualmente bellos se encontraba frente al escritorio expectantes. -¡Oh hola! ¿cómo están? La señora Marshall salió un momento, pero yo puedo ayudarlos.

—Somos los Cullen, nos transfirieron de Alaska. Dijeron que debíamos pasar por nuestros horarios.

Interesante, los buenos genes corren por la sangre, aunque no se parezcan en nada.

—Bienvenidos a Forks. Me llamo Dahlia Kelly, un gusto conocerlos —Dije regalándoles una sonrisa —Dejenme ver si puedo encontrar sus archivos.

Me deslicé con la silla por la oficina hasta uno de los cajones donde recordaba haber ordenado la información de cada uno de los estudiantes. Mi sistema con stickers de colores por género en las esquinas seguía casi intacto, si no fuera por las 5 carpetas sin clasificación de pegatinas. Bueno, más obvio no puede ser.

—Así que vienen de Alaska —Dije mientras acomodaba las cosas sobre el escritorio y sacaba un poco de charla—¿Ya visitaron el pueblo?, ¿les está gustando? Si quieren una recomendación, hay una cafetería –El Carver Café,– que vende los mejores panqueques del estado, trabajo ahí y se los aseguro, Richard tiene una receta secreta para morirse.

Solo obtuve pequeñas respuestas por parte de los adolescentes, tal vez eran tímidos y no quise presionarlos con mis palabrerías.

—Veamos, ¿Alice Cullen?

La pequeña chica con corte pixie y gran sonrisa, alzó efusivamente su mano, acercándose a la mesa hasta quedar apoyada en esta.

—Esa sería yo.

Su voz sonaba tan dulce como las haditas de la película favorita de Sophie, toda ella parecía eso, un hada o un elfo. Que linda.

Le entregué la hoja, después de marcar la carpeta con un sticker morado y dejarla a un lado para seguir con las demás—¿Emmett Cullen?

Seguí con los horarios de los otros, el fortachón me dio un leve asentimiento, mientras que el cobrizo y la rubia solo dijeron un vago gracias.

—Y por último, Jasper Hale.

Blooming ━━┉ Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora