Epílogo

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Katsuki aparcó la moto y subió las escaleras de su casa. Se movía despacio, porque estaba atiborrado de curry rojo que mamá por fin empezaba a hacer lo bastante picante para él. Ya era hora, pues llevaba más de dos años comiendo allí. Cuando abrió la puerta del salón y dejó la mochila, sintió un gran alivio. Estaba en casa.

Aunque sólo llevaban un mes fuera, era como si no se hubieran ido. Como siempre, la isla se mantenía fuerte y constante incluso en su ausencia, esperando para darle la bienvenida a su regreso. Cuando pararon a comer de camino a casa, todo el mundo les había saludado como siempre, como si no hubiera pasado el tiempo. Tal vez no, desde la perspectiva de la isla, donde todo se movía lenta, perezosa y apaciblemente, incluido el propio tiempo.

Vio cómo una cría de salamanquesa corría por la pared del salón, intentando huir antes de ser vista por él. Levantó la comisura de los labios al contemplar su perfecta y peculiar casa; estaba igual que la habían dejado, con la única excepción de que el bebedero de Riot estaba seco.

Como si nada, oyó la motocicleta de Kirishima llegando a la casa, y un minuto después Riot ladraba alegremente, corriendo escaleras arriba para bailar a sus pies. Katsuki se sentó en el suelo para prestarle toda su atención; la había echado muchísimo de menos. Por suerte, tenían a Mina, que había estado más que dispuesta a cuidar del perro durante el viaje. Riot parecía tan sano y feliz como siempre, otra constante inalterable en su vida isleña. Estaba feliz de estar en casa. Kirishima sonrió a los dos cuando llegó al final de la escalera y se dejó caer en la hamaca. En algún momento de los cinco pasos que acababa de dar, se las había arreglado para perder la camisa. Otra visión familiar.

Mientras Katsuki rascaba detrás de las orejas de Riot, la luz del sol reflejada en el metal llamó su atención, atrayendo su mirada hacia el fino anillo de platino que rodeaba su dedo. Sonrió levemente, aún no acostumbrado a verlo allí. Supuso que una cosa había cambiado, entonces.

"¡Terminado!" dijo Kirishima alegremente, unos minutos después. Katsuki levantó una ceja de su sitio en el suelo y vio que Kirishima tenía el portátil abierto. Entonces recordó que Kirishima llevaba varios días trabajando en un blog sobre su viaje, y que esperaba publicarlo hoy. Katsuki se levantó, curioso por ver qué había escrito Kirishima y qué fotos había utilizado.

Durante el último mes, habían pasado tres semanas en Japón visitando a sus familias, seguidas de una semana en el norte de Vietnam completando un famoso bucle en moto. Los dos viajaban con cierta frecuencia, y habían prometido a sus padres que volverían a Japón al menos una vez al año, así que Katsuki no se había dado cuenta de que este viaje sería diferente. Sólo estaba entusiasmado por Vietnam, pues la sensación de libertad que sentía cuando viajaban en moto le seguía entusiasmando, y las vistas desde el circuito estaban consideradas como unas de las mejores del sudeste asiático.

No le malinterpretes: el paisaje en sí había estado a la altura de su reputación. Personalmente, sin embargo, la vista favorita de Katsuki había sido la de Kirishima, arrodillado y mirándole esperanzado con un anillo en la mano, frente al verde infinito de las montañas de Vietnam.

Bueno, ésa, o la vista de unos veinte minutos después de su proposición, de Kirishima de pie sobre él, semidesnudo, mientras hundía a Katsuki en el asiento de su moto. Aunque lo habían pagado con picaduras de mosquito en lugares que Katsuki preferiría no recordar, aquello había sido jodidamente impresionante.

Acercándose al lugar que ocupaba Kirishima en la hamaca, Katsuki miró por encima del hombro el post en el que había estado trabajando, recién publicado para los ávidos seguidores de su blog. Mientras Kirishima se desplazaba, Katsuki vio su propia cara en algunas fotos, así como una de él mirando a lo lejos hacia las montañas. No la había visto antes, pero no le sorprendió demasiado; a Kirishima le encantaba hacerle fotos cuando no estaba mirando.

It Will Find You Here - Kiribaku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora