EL INSÍPIDO SABOR DE LA VENGANZA

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A pesar de haber cobrado venganza por la muerte de sus compañeros, Udis aún se encontraba lleno de mucha rabia y resentimiento, luego de acabar con el último soldado enemigo, fue a parar a la amazonia y allí se sentó a meditar sobre todo lo acontecido, aun no creía la fuerza sobrehumana que tenía ahora.

Sin poder evitarlo llora al recordar la promesa que hizo con sus compañeros de milicia, que se cuidarían unos a otros y volverían a casa juntos.

Paso 21 días solo como un ermitaño en la selva Amazónica entre Venezuela y Brasil, comiendo insectos y frutas, una vez más recibe la visita de aquel misterioso anciano, quien le pregunta:

—¿Qué haces aquí, no ibas a cambiar el mundo?

—Como se supone que lo haga—Udis le responde sin titubear

—Necesitas aliados, hay un movimiento mundial llamado LA RESISTENCIA, que busca el fin del sistema político y económico actual, tiene dos ramas una la pacifica (los que se oponen a la guerra negando a unirse al ejercito) y la activa (los que tomaron las armar contra los gobiernos)

—Si escuche de eso, ahorita mismo hay guerras civiles en muchos países, ya la gente no quiere ser gobernada, se cansaron de esos políticos de mierda mentirosos

—Sé que eres medio anarquista—Afirma El anciano

—En este mundo la anarquía es solo una utopía

—Tú puedes hacer el mundo que quieres, si tienes la suficiente fuerza y determinación—El anciano

—Dime qué debo hacer

Con una sonrisa en su rostro arrugado alega el anciano: —primero debes deshacerte de toda duda y todo lo que te impida lograr tu meta

Con mucha determinación en sus palabras responde Udis:

—Si quiero vivir solo para lograr mi Objetivo

—Entonces tienes que dejar de llorar por el pasado y usar todo tu odio como tu mayor fuerza

Con una expresión de molesta le replica Udis: —¿crees que no quisiera? Desearía poder vivir sin emociones, ser como un robot, a lo largo de mi miserable vida, las emociones solo me han hecho cometer errores y traído frustración y amargura

—Para eso tienes que pasar tus emociones a otra persona

—No te entiendo, explícate—Sin poder asimilar Udis

—Primero debo saber si estás dispuesto hacer un trato, recuerda que me debes tu vida

—Acaso quieres mi alma

—No, quiero tu servicio

—Quieres decir que sea tu esclavo

—Tampoco, quiero que seas mi guerrero

Sin saber lo que decía, contesta Udis:

—Si lo haré, pero hazme más fuerte, ayúdame a tener aliados como dices

Entonces el misterioso anciano, saco un pergamino con un escrito en lenguaje antigua y le pidió a Udis su dedo, lo pincho y hecho una  gota de su sangre de él sobre el pergamino y sonrió con una sonrisa Maquiavela y luego se marcha

Después de ese último encuentro, se decidió a dejar la selva amazónica en busca de su destino.

Camino y camino hasta encontrarse con unos pescadores, quienes le dieron ropa y comida, pasó dos días en un pueblito pesquero y partió de allí.

En llamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora