Capítulo 8

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          Para Jimin, el último par de semanas habían sido una horrible película de terror, de la cual había sido protagonista

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          Para Jimin, el último par de semanas habían sido una horrible película de terror, de la cual había sido protagonista. Jamás pensó que un giro tan grande de acontecimientos podía ocurrir en la vida real, pero él mismo era la prueba viviente de que estaba equivocado. De no ser por el detective Jeon, probablemente estuviera muerto. Jungkook ya no era solo su ejemplo a admirar, era su salvador, con quien tenía una deuda tan grande que no creía ser capaz de pagar en el resto de su vida.

          Sus dos semanas prisionero fueron una pesadilla. Había intentado organizar sus pensamientos, analizar la situación, buscar métodos de auto preservación; todo había sido inútil. Su cerebro parecía no haber funcionado correctamente en ese tiempo, encerrando su raciocinio en medio de una densa niebla que no era capaz de disipar. Su cuerpo no obedecía sus órdenes, cual si se hubiera desconectado de su voluntad. Todo era absurdo.

          Durante su primera pelea, pensó que podría salir victorioso. Se dedicó a practicar artes marciales y a fortalecerse por años, era bastante bueno, según su instructor. Su primer rival tenía suficientes puntos débiles donde apuntar y su postura estaba llena de aperturas, lo superaba en tamaño y masa muscular, pero eso sucedía siempre, no sería un impedimento.

          Pero lo fue.

          Tras una aplastante primera derrota y una segunda igual o peor, los únicos recuerdos que su cuerpo era capaz de guardar, eran de dolor. En un inútil intento de mantener su cordura, había llegado a creer que estaba siendo drogado, pero las continuas golpizas y abusos, que no disminuyeron con el paso de los días, lo hicieron llegar a la conclusión de que, simplemente, era débil. Cada nueva marca al ser vencido y el dolor arrasador de cada lazo roto, le recordaban esa debilidad.

          Perdió todo el orgullo y la voluntad. Echó por la borda todo el esfuerzo que, según él, había dado frutos. Había logrado construirse en base a la aceptación de su naturaleza menos dominante y su físico desfavorecido, logrando obtener habilidades diversas que compensaban estas fallas. Sin embargo, dos semanas bastaron para que su castillo impenetrable se volviera de arena y se derrumbara.

          Cuando Jungkook lo encontró, su subconsciente y su alfa buscaban las excusas más estúpidas para mantenerlo con vida, cuando, en el fondo, lo que más quería era darse por vencido. No obstante, el encuentro con su padre, quien se había encargado de aplastar lo poco que le quedaba de orgullo, encendió una llama insana en su interior. Quería borrar esa despreciable sonrisa de su rostro, hacerlo morder el polvo y sentirse débil, derrotado y miserable, del mismo modo en que él se había sentido. Lo deseaba tan mal.

          Pero todo fue desastroso, su humillación fue multiplicada. Se pasó el resto del tiempo sintiéndose enojado consigo mismo, impotente ante su propia debilidad. Sabía que había formas de voltear las tornas, las propias tradiciones Park y su posición se lo permitirían, a su tiempo, solo debía encontrar el momento justo. Sin embargo, ahora no podía pensar. El auto desprecio y la ira llenaban su mente cada vez que su mirada se perdía en la nada.

Mine to Hold ❀ 𝐣𝐤𝐦 ~ 𝔽𝕚𝕟𝕒𝕝𝕚𝕫𝕒𝕕𝕒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora