pastel de fresas y chocolate

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Nayeon recostó su espalda en la banca mientras dejaba su mochila a su lado, reservando el lugar para Jeongyeon, en sus manos se encontraba su termo que tenía su delicioso café matutino, siempre le ayudaba para tener un buen día. Aunque el café no había ayudado tanto en estos días, pues aun sentía el peso del estrés por saber que sería de ella por su examen suspendido.

Había sido una larga y mala semana.

Muy mala, aún el pensamiento de haber reprobado el examen que tanto empeño le había puesto al estudiar le hacía añicos. Pero sobre todo...

— Fuiste una idiota. — saludo Jeongyeon levantando la mochila de Nayeon.

— ¿Lo vas a decir siempre que me veas? — Preguntó Nayeon rodando los ojos.

— Siempre, hasta que vayas y te disculpes con ella.

— Bueno... ella no debió de meterse.

— Quería ayudarte, es una buena samaritana.

Nayeon rodó los ojos, cansada de la misma conversación, le dio un sorbo a su café mientras ignoraba los regaños de Jeongyeon, a este punto los sabía de memoria.

Sí, lo aceptaba, había sido una cabronaza, pero la impotencia de perder su importante examen le había llenado la cabeza. Por lo que, aún no iría a disculparse con Mina, el enojo seguía ahí, no quería volver a soltar alguna otra palabra hiriente.

— ¿Y esa bolsa? — Señaló la bolsa de papel que cargaba Jeongyeon.

— Hoy es el cumpleaños de Momo. — sonrió agitando la bolsa en el aire. — Le compre algo.

— Tú si qué estás flechada. — se burló.

— Deja de molestarme. — rió mientras golpeaba el costado de Nayeon. — Lo estoy, por lo menos no lo niego como otras.

— ¿Cómo otras?

— Te gusta Mina ~

Por enésima vez en el día Nayeon volvió a rodar los ojos tomando su mochila y levantándose de la banca siendo seguida por Jeongyeon, pasaba siempre lo mismo. Primero le regañaba por haberse enojado con Mina, luego la molestaba y por último le acusaba de gustar de la pelirosa, ya hasta parecía un libreto que se había memorizado Jeong.

— Otra vez te enojas por eso.

— No me enoje. — se encogió de hombros. — Tenemos clases y ya empezarán.

— Oh cierto.

Caminaron lado a lado conversando sobre lo morosa que había sido la tarea de álgebra, Nayeon le comento a Jeongyeon que a la próxima semana nuevamente tenía una pelea en su club y que sería de buena suerte si ella iba a apoyarla, cosa que Jeongyeon aceptó gustosa.

La castaña y la pelinegra eran como hermanas, se conocían de toda la vida, eran las mejores amigas que siempre habían podido caminar hombro a hombro sin interrumpir a la otra. Ambas se conocían muy bien, podían descifrar los colores de la otra bastante bien, pues la convivencia de tantos años juntas les habían hecho capaces de leerse y era por es que Jeongyeon siempre insistía en el hecho de que a Nayeon le gustaba la pelirosa de ropas de color pastel.

Es que era algo palpable, Nayeon siempre buscaba con la mirada a Mina y sonreía inconsciente cuando la encontraba, la había sorprendido varias veces mirándola desde lejos, había podido distinguir esa sonrisa dulzona que Nayeon siempre le daba a Mina, también algo innegable era que el humor de su amiga había decaído desde que había discutido con Mina, parecía que todos los días el ceño fruncido en el rostro de Nayeon se profundizaba cuando Mina pasaba de lejos.

cigarro acaramelado » minayeon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora