16.

216 59 0
                                    

                         Sally.

Totalmente destruida, decepcionada, abrumada sin dejar de sollozar sobre el hombro de Jeff buscando alguna explicación a lo ocurrido. Me sentía la peor basura que pudieron llegar a parir en esta mierda de mundo.

Esa no era yo, no era yo, no era yo ¡No era yo!.

— ¡Mierda!.- Grite sobre el hombro de Jeff dándole un golpe sobre su pecho, no le dio la importancia. ¿Qué había hecho? Yo solo... Tenía hambre. Aún puedo verme ahí comiendo y destripando al pobre animal como si fuera una bestia.

— Tranquila.- Dijo acariciando mi cabello.

— Cómo puedo estar tranquila Jeff si mate a un animal que no tenía culpa de nada.- Me lamenté sollozando. No solo me daba rabia el hecho que había asesinado al animal, tenía coraje de mí misma porque jamás había pensando de esa forma... Como una psicópata demente.

— No se lo que pasó Sally, ni yo puedo explicar esa reacción.

Me aleje para mirarlo. Estoy asquerosamente horrible, la sangre estaba seca y eso que deje algunas manchas a Jeff en su sucio pero blanco polerón. Mis  lágrimas no dejaban de caer y Jeff intentaba de detenerlas de algún modo. No había caso.

— No quiero tener esa reacción nunca más.- Rogué con la voz rota.- Tuve miedo.

— Cuando lleguemos a la mansión preguntaré el motivo ¿Bueno? Estará todo bien.

— Es que hay cosas que nunca voy a superar y esta es una de ellas.

Levantó mi mentón.

— Debió ser porque de verdad tenías hambre, ten en cuenta que no has comido nada desde antes de ayer, fue desesperación.

Puede, pero nadie me quita la cabeza que fue otra cosa que se apoderó de mí.

— Mírame.- Me aparte de él mirando mis manos, mis uñas también se encontraban con sangre seca.

—Estoy sucia.

— Es como si hubieras lamido una concha a una chica con la menstruación.- Bromeó. Solté una risa secando mis lágrimas.

— No tienes remedio.

Miré hacia Liu, Jeff le ordenó que tirará al ciervo en alguna parte, camino directo a nosotros. Su ropa también se encontraban con sangre, mordí mi labio, debí haberles hecho caso, debí dejar que ellos se encargarán de el, así no tendría este cargo de conciencia que llevaré hasta la tumba.

— Lo tuve que tirar más allá.- Señaló detrás de las grandes rocas que impedían ver las montañas.

Asentí.
— Recuerdo que hay un camino que lleva a otro río, tenemos que darnos prisa.

Tendría que aguantar este olor todo el camino. Seguimos nuestro camino. Esta vez me abrazaba por los hombros de modo que sólo logró tranquilizarme un poco. Seguía siendo bastante frustrante no saber el motivo de mi reacción.

Dicen que cuando la muerte llega el dolor termina ¿Qué debo hacer para que eso suceda?, estoy tan asustada que el día de mañana me convierta en una maquina de matar sin saber el porque o que lo provoca. Lo único que quería era quitarme la sangre de mi rostro y mis ropas. Jeff debe conocer a alguien que sepa porque suceden estás cosas.

No tengo ninguna teoría, ya se la hubiese dicho, intentaba sacar alguna explicación. Mi cuerpo respondido por si solo al igual que mi mente, mi subconsciente decía que lo lastimará. Era como si mi alma se fuera de mi cuerpo y fuese otra cosa que se apoderó de mí.

No te enamores, Jeff.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora