Añoranza.

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El día que lo conoció, Jorge jamás imaginó que su vida cambiaría de tal manera que, después de él, nada ni nadie sería suficiente para llenar aquel vacío en su ser; ese que siempre había estado allí, pero que ahora parecía imposible de ignorar. Durante el tiempo que pasó en la ciudad, lo único que venía a su mente eran memorias: aquellas caminatas en donde ambos se fundían entre la dehesa hasta detenerse frente a un árbol de guanacaste, bajo el que se sentaban a conversar y a veces, ni siquiera eso. Sólo era una excusa para contemplarse mutuamente, perdiendo la noción del tiempo mientras el atardecer se desvanecía entre tonos anaranjados hasta obtener el azul más obscuro, fundiéndose entre sí. Encontraba fascinante la forma en que sonreía, en que sus ojos se entrecerraban al hacerlo y, sin darse cuenta, su compañía se transformó en un refugio confortable. Sabía que el sentimiento era mutuo, pero inadecuado. Ambos eran jóvenes por aquél entonces y su osadía los llevó a creer que podían comerse al mundo si así les apetecía.
Esbozó una amarga sonrisa, sosteniendo un puro entre los dedos. La botella de tequila permanecía sobre la mesa, intacta. No era capaz de llorar, gritar o lamentarse... simplemente se mantenía en silencio, bajo la luz del comedor. Estaba consciente de que ese beso no se borraría, aunque lo intentara; sin embargo, más allá de provocarle algún tipo de placer o satisfacción, lo único que logró percibir fue un acibarado resentimiento. ¿Por qué Pedro se negaba a reconocer sus propios sentimientos?
Se llevó la diestra a la cara, presionando el puente de su nariz con algo de fuerza, siendo el rencor la única emoción que prevalecía en su semblante. Era demasiado orgulloso como para admitir que él tenía cierto grado de culpa por no haberlo buscado, ni tampoco por dar una explicación clara de la pasión que recorría cada parte de su cuerpo cada vez que sus ojos se encontraban. Ya nada de eso importaba y, tal vez, lo más sensato sería dejar las cosas así...

Al día siguiente, acudió al centro del pueblo con intención de dar un paseo por el jardín principal, mismo que se situaba a las afueras de la iglesia. Pensó que, quizá, eso ayudaría a calmar el desasosiego que lo invadía a raíz de lo sucedido en ese fatídico rencuentro. A lo lejos, logró apreciar la figura de Genoveva, quien lucía radiante con su vestido blanco y su cabello cayendo grácilmente sobre sus hombros, curvando las puntas hacia arriba, dándole un aspecto muy característico de una dama de alta sociedad; llena de elegancia y el encanto natural de su personalidad. Al parecer, recién había culminado la misa de las doce y las personas se dispersaban por la entrada de la capilla. Contempló su modo tan cuidadoso de acomodarse el rebozo e inmediatamente, Pedro se situó a su lado, rodeando su cintura con uno de sus brazos. Y sintió que la sangre hervía dentro de sí, quemándole la carne. Ninguno pareció notar su presencia, pues se hallaban sumergidos en su propia felicidad; por supuesto, él no iba a darle el gusto de que lo viese así y se dio media vuelta para dirigirse hacia el portón lateral, el cual se encontraba abierto de par en par; no obstante, el general Alcalá lo interceptó antes de que pudiese salir.

—Jorge, un gusto verte por acá... tu hermana nos había informado que volverías, aunque no teníamos idea de que sería tan pronto.

—En realidad, no lo planeé... —reconoció, cruzándose de brazos para adecuarlos sobre su pecho —decidí regresar para cuidar de María y resolver algunos asuntos que tenía pendientes por aquí.

—Me imagino que sí; mi hija y su novio se quedaron conversando, así que haré la invitación en su nombre... hoy habrá una fiesta a las seis de la tarde, en mi hacienda —el hombre hizo una pausa, como si hubiese leído los gestos ajenos a la perfección —. Sé que las cosas entre ella y tú no fluyeron de la forma esperada, pero estoy seguro de que valorará tu asistencia y más porque es el día de su santo.

Jorge no supo qué responder; por lo que, sencillamente, dio un asentimiento con la cabeza y se marchó casi al instante, pues no deseaba continuar aquella conversación; expresarse a través de palabras nunca fue lo suyo, a pesar del amplio léxico que poseía.
Pasó la mayor parte de la tarde preguntándose si asistir al evento sería o no conveniente; mientras tanto, su hermana envolvía un precioso alhajero elaborado con madera fina para obsequiárselo a su amiga. Constantemente ella lo observaba, estudiando el comportamiento poco usual del mayor. Se mostraba más abstraído que el primer día, el cansancio en su rostro se veía reflejado por unas ojeras poco perceptibles y le preocupaba que su estado emocional empeorara a causa de ello. Intuyó que el nuevo romance entre su amigo y la mujer que alguna vez se interesó de forma auténtica en su atractivo comenzaba a cobrarle factura. —Sigues enamorado de ella, ¿verdad? —preguntó con tono sutil, que casi asemejaba un susurro. Sus manos dejaron el regalo sobre la mesita del recibidor y seguidamente tomó lugar a su lado, sujetando su mano como si tratase de brindarle consuelo.

Él sonrió con altivez, moviendo su cabeza de izquierda a derecha en señal de negación: —¿Enamorado? No... enfermo, que no es lo mismo —claramente no se refería a Genoveva sino al hombre cuya belleza lo mantenía obnubilado y completamente alejado de la realidad —. Es como un padecimiento crónico, por más que transcurra el tiempo, agrava.

—No te obligaré a que me acompañes, pero creo que deberías hacer un esfuerzo y empezar a olvidar... Genoveva es feliz y eso debería ser suficiente para ti.

Jorge lo meditó por un par de minutos y, finalmente, se levantó, encaminándose directamente a su recámara para ponerse un traje de charro color marrón y un moño a juego; accediendo a acudir a la celebración sin saber que, tal decisión lo conduciría directamente a la ruina.


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Ha pasado un buen rato desde la última vez que me aparecí por aquí y les pido una sincera disculpa; trataré de acomodar mis tiempos para actualizar más seguido.

Agradezco infinitamente a quienes han puesto la historia en su lista de lectura pública.

Ya saben, si les agradó el capítulo déjenmelo saber con un comentario. Les aprecio. ♡

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⏰ Última actualización: Apr 06, 2024 ⏰

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𝐒𝐞𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐩𝐢𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora