Capitulo 3

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Ya hacían sentados en la pequeña mesa de madera.
Dylan miraba los ojos amielados de su madre con cautela, como si cualquier movimiento que el hiciera podría espantarla. Todo era silencio, no había ni un ruido alguno: ni el viento, ni los animales, ni sus propias respiraciones eran audibles.
El castaño abrió la boca pero ningún sonido emanó de el, se le revolvía el estómago con tan solo intentar hablar. Esperaba y rezaba que su madre diera el primer paso, que dijera aunque sea una palabra. Su plegaria fue escuchada.

-Ten- Dijo extendiendo una prenda doblada.

Dylan agarro aquella prenda, haciendo que se deshiciera aquel dobles casi perfecto. Comprobó que era una camiseta suya. Su rostro ahora estaba colorado por tal situación. "Se me había olvidado" pensó. Se colocó aquella camiseta y soltó un ≪Gracias≫ con aquel valor que tanto le había costado hallar.

Otra vez era silencio. Ahora la mirada de Dylan se centraba en el suelo, contemplando de este cada imperfección. "No llegará a nada" pensó. Pues aún así había dejado esperar que el tiempo continuase por si algo ocurría, al ver que no sucedía nada se levantó de su asiento, cabizbajo decidió dar el primer paso para dirigirse hacia la puerta que daba hacia el patio.

-Lo siento- palabras que resonaron en todo el hogar haciendo que el ojiverde se detuviera a dar un segundo paso hacia la salida de su casa.
Sus ojos se abrieron más de lo normal por tal sorpresa de escuchar esas palabras. Elevó poco su rostro para luego girarlo levemente y ver de reojo a aquella persona que aún estaba sentada.

-Lo siento Dylan- las palabras de aquella mujer sonaban quebradas. Mantenía sus ambas manos encima de sus piernas que eran cubiertas por su vestido azul marino, apretó este levemente, mientras trataba de controlar sus lágrimas que brotaban ya sin cesar.

Dylan se voltio completamente quedando enfrente de su madre. "No llores más". Frunció sus labios y ojos, no quería verla llorar de nuevo, aunque rápidamente estos volvieron a su estado normal.

-Perdóname por ser la peor madre- apretaba con más fuerza su vestido arrugándolo.-Me deje llevar por el miedo y la confusión de aquel momento-. Decía mientras trataba de controlar su llanto.-no pensé en ti, solo me fijé en mi, estaba cegada por la situación-.

Dylan mantenía su mano derecha cerrada ejerciendo un poco de fuerza en esta, mientras que se limpiaba rápidamente sus lágrimas con su mano izquierda. "Deja de llorar" pensaba una y otra vez. Se había sumergido tanto en ese pensamiento que había dejado de escuchar a su madre.

-Tal vez- aquella mujer dio una pausa, como si estuviera analizando algo.-No, no tal vez, si me merecía todos esos golpes-.

Dylan abrió sus ojos de golpe ante tales palabras, pues en ese instante todo miedo que se hallaba en su ser al querer hablar se había esfumado por completo.

-Calla.

-si es cierto- susurró su madre

-Calla- volvió a repetir Dylan, camino unos pocos pasos hacia su madre, se hincó y sus brazos rodearon la espalda de esta, ocultando su rostro en su cuello, prosiguió.-no digas tonterías, fui yo quien tuvo la culpa, fui yo quien estuvo cegado por la ira, me había hartado de verte sufrir y opté por defenderte de una manera no adecuada-. Se aferro mas al abrazo.- yo fui quien no pensó en ti, no pensé que ese acto violento traería consecuencias, fue mi culpa que nos fuéramos de casa, huyendo tal cual criminales, fui yo quien te hizo perder todo; el dinero ahorrado, tus amigos, tus esperanzas de comenzar una nueva vida llena de alegría.- tragó saliva.- hice que iniciaras una vida vida sin nada, sin apoyo, sin esperanzas, sin fe.- Mordió su labio inferior con fuerza, para luego soltarlo y relamerse sus labios.- quería recuperarte, quería recuperar a mi amor, mi luz, mi vida.- su llanto que había tratado de controlar ahora era imparable.-Solo quería recuperar a mi mamá-. Soltó un gruñido que mostraba dolor, ahora su llanto era más fuerte, se aferraba más a su madre, quien ahora ella también lloraba desconsoladamente. Correspondió el abrazo de su hijo, oculto su rostro en el cuello del castaño.

-No te culpes, yo nunca debí quedarme con los brazos cruzados, nunca debí dejarte que vieras tales cosas.- trataba de hablar con normalidad aunque se le hacía imposible.-No me importa lo demás, no me importa si perdí todo aquel momento, yo solo quiero que me perdones, yo también quiero recuperar a mi amor, mi luz, mi vida, a mi hijo.- Su madre rompió el abrazo, agarro con sus manos las mejillas de su hijo, se acerco hacia su frente y deposito un suave y dulce tierno, un beso que diría mas de mil palabras, pues tan solo un acto puede decir mucho.-Te quiero mucho hijo-.

-Yo también te quiero.

Dicho estas palabras volvieron a fundirse en un abrazo cálido, sus lagrimas habían dejado de brotar. El castaño a pesar de todo se encontraba confundido, con varias emociones encontradas.

-Te extrañe tanto mi pequeño.

-Yo también te extrañe mamá.

Un sonido peculiar de la puerta los había interrumpido, entrando un chico de cabellos negros.

-Me alegro de que hayan alegrado las cosas

Dylan volteo a ver de quien provenía esa voz, al darse cuenta de quien era, se paro al instante y miro a su madre quien sonreía.

-Saúl.- Dijo su madre.-Bienvenido-.

Dylan se quedo parado, agacho su cabeza de la pena, puesto a la pelea anterior que habían tenido. "¿Como se conocen?" Fue lo único que pensó, tratando de algún modo de olvidar la pelea de hace algún tiempo que no recordaba.

-Dylan, quería decirte que...- Saúl fue interrumpido por la voz de Dylan.

-Lo siento.

-¿Eh?

-Lo lamento mucho Saúl.-Camino hacia la puerta.-Fui un idiota al tratarte de esa manera, no fui para nada agradecido, tu siempre durante este largo tiempo te preocupaste por mi, y yo solo te trate de la peor manera posible y...

-Dylan, no fue tu culpa, estabas dolido y lo entiendo, ya no pidas perdón.

Saúl avanzo hacia Dylan y lo abrazo.

El castaño correspondió el abrazo de aquella persona que llamaba su amigo. Ahora sus penas que en algún momento eran una carga para el ahora se iban desvaneciendo poco a poco, excepto una, una que había tomado de una forma rápida y en la cual no dudo en tomar una decisión, pues ahora como le decía aquellas personas que tanto apreciaba, que iba arriesgar su vida, que lucharía por su nación, que iría a la guerra. 

Blue HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora