-¡Miren! ¡Ahí va la gorda! -gritó la pelirroja señalando a Sky.
Esta solo suspiró y siguió su camino hasta la clase de biología.
-Hola, Sky -una voz muy conocida hizo que Sky diera un pequeño salto del susto.
-¿Qué quieres, Mel? -Preguntó parándose en medio del pasillo.
-¿Cómo que qué quiero? -Dijo irónica. -Mis deberes de historia, dámelos.
-Eh... Sí, eh... -Sky se tensó.
-¿Qué pasa? ¿No los tienes? -Mel se acercó más a Sky.
-Yo... No, bueno sí... Los tenía -se arrascó la nuca nerviosa. -Mi padre los echó a la chimenea sin querer
-¡¿Cómo?! -el rostro de Mel cambió rápidamente.
-L-lo siento -susurró mirando al suelo con miedo.
-¡¿qué lo sientes?! ¡Sí que lo vas a sentir! -Tras un largo silencio su tono se suavizó. -Esta tarde vendrás a mi casa y los harás. Yo no tengo la culpa de que tu padre sea un borracho estúpido. -Mel miró muy furiosa a Sky.
Justo tocó el timbre para entrar a clase. Sky se quedó petrificada.
