Prólogo

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Javier Milei, Sérgio Massa y Patricia Bullrich estaban esperando los resultados de las elecciones mientras daban discursos de agradecimiento.

De pronto, fuegos artificiales, gritos de victoria y un nuevo presidente.

"¡Viva la libertad, carajo!"

Alberto Fernández le entregó la banda con los colores Argentinos al ojiazul, Javier Milei.

Sábado 28 de Octubre

Javier Milei estaba en la quinta de Olivos, tomando un vino carísimo mientras comía vacío asado, en eso una de las mucamas sale al patio dónde se encontraba Javier.

—Señor Milei, le ha llegado un regalo.

—¿Un regalo?

El castaño no entendía, pero se levantó.

—¿De parte de quién?

—Sergio Tomas Massa.

—Bueno, dejalo en mi habitación sobre mi cama, lo veré en un momento.

La señorita se retiró hacía la habitación del presidente, dejando la caja en la cama de éste, retirándose rápidamente.

Javier terminó el asado y se dirigió a su habitación, al ver la caja la movió un poco, no pesaba nada.

—Si éste boludo me mando una caja vacía le voy a mandar veinte cajas vacías...

Agarró un cúter y abrió la caja, allí había una carta y unas prendas.

—¿Qué chota es ésto?

Tomó la carta, la abrió y leyó.

"Hola señor presidente, le envío ésta carta para proponerle un trato, he visto sus encuentros con la ex candidata Myriam Bregman, yo no diré nada, pero sólo le pediré un favor, por favor, póngase el atuendo y venga a verme en el hotel Madero, habitación 506."

¡Milei no había hecho nada con Bregman! O sea, si, ¡La sobornó con muchas cosas! Pero la gente pensaría mal si Massa decía algo, así que decidió ver el traje.

No iba a ponerse un traje de mujer, no le entraría, pero al verse al espejo y probarlo le encajaba perfecto, casi como si hubiera sido hecho para él, empezaba a pensar que tenía un cuerpo indigno de un hombre, esa cintura y caderas de Barbie seguro era envidia de los femboys.

Se puso un saco largo y holgado que lo cubría de cuello a pies y subió a su auto de lujo, se dirigió a Puerto Madero en 30 mimutos evitando el tráfico, llegó.

Estacionó el auto y entró al hotel con un cubrebocas y una visera, se acercó a recepción y dijo.

—Habitación 506.

—Piso 10, lo están esperando.

—Gracias.

Ka recepcionista no era tonta, cualquiera reconocería la voz del presidente de su país, subió al piso 10 y al ver la habitación 506, entró con la tarjeta que la recepcionista le dió y vio al ex candidato tomando un vino en el balcón del lugar.

—Ya estoy acá...

—Ah! Javier! Hola, cómo estás? Tráfico liviano, cierto?

—Si...

—Te pusiste el vestido que te mande?

—Si...

Sérgio soltó una risa, pensando que el ojiazul no se lo iba a poner y sólo llegaría con el vestido en una mano gritando como loco preguntando que mierda era ésa cosa.

Pero no.

Se volteó a ver a Milei mientras seguía riendo un poco y quitó el saco del mayor, quedándose en silencio al ver el cuerpo del mayor casi desnudo, con ése vestido que cubría su miembro y parte de su pecho.

Javier— Mira, me veo ridículo, mejor dejémoslo acá, no me está gustando ésto! Que querés para no decir nada de Bregman y mi? Que puesto en la política querés? Vicepresidente? Ministro de economía? Cuánto querés cobrar?

El mayor tomó su saco intentando tapar su cuerpo, pero el menor lo tomó fuertemente y lo abrió, admirando el cuerpo del castaño.

Rápidamente atacó el cuello del mayor.

Javier— Mgh~! Sergio! Q-qué estás? Ah! Que haces!?

Sergio hizo lo que quería, tocar el cuerpo del ojiazul apenas lo vió.

Sergio— Lo que quería hacer... cállate y disfrutá...

Señor presidente [Massa x Milei]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora