𝟬𝟬𝟯

246 25 0
                                    


Los tres adolescentes caminaban seguidos por Ji-a y Junwo.
Aquellos tres estaban algo desconfiados, ¿cómo iban a llevarse bien con una vampiro después de todo lo que pasaron? Por el hermano no había problema, pero ella, era vampiro.

¿Y si los atacaba? ¿Y si ellos atacaban a la vampiro? Esa era la duda que también tenía Junwo, no dejaba de mirarlos con el ceño fruncido, alerta a cualquiera de sus movimientos.

Mientras, Ji-a, distraída viendo el pueblo, con una sonrisa. Ella aún ni se percataba de lo que ellos eran, mejor.

He oído que Ji-a es vampiro— susurró Tahel.

Lo és, por eso tenemos que tener cuidado—dijo con seriedad Najak.

Pero parece amable— comentó Tahel, girándose un poco para mirar a la menor.

Sabes por todo lo que hemos pasado con vampiros, ¿aún así piensa confiar en uno? —habló Enzy.

Pero se lleva bien con Junwo, el es un hombre lobo— excusó Tahel— Cambiando de tema... He oído que el hijo de la posadera va a la misma escuela que nosotros.

—Ah, él... —murmuró Najak—. Creo que se llama Khan.

—¡Podemos ser amigos de el y Ji-a!

Eso ya se verá.

¿Me llamaron? —preguntó la femina asomándose por el hombro de Tahel.

Oh... Ji-a... —se alejó un poco Najak.

Hablabamos que podemos ser amigos suyos —habló Tahel, con una sonrisa.

Buena idea— apoyó Junwo, sonriendo—. Somos amables, aunque Ji-a se vuelve medio loca cuando agarra confianza.

—Oh, entoces seamos amigos —dijo Tahel, apunto de hacer un apretón de manos con Ji-a.

Najak agarró suavemente del brazo a Tahel, excusandose de que iban a llegar tarde.

Buaj, este pueblo apesta a pescado —se se quejó Enzy, con asco.

Es cierto... —Luna se tapó la nariz.

Hey, sabes que lo hemos pasado mal, así que no te quejes —regañó Junwo, cruzado de brazos.

Por otro lado, Najak le dió un discurso a Enzy.

Ji-a caminaba detrás de ellos, charlando con su hermano. Pero se percató de una tabla clavada en la arena, que ponía : “¡Cuidado! El diablo está encerrado aquí”.

¿Qué es eso? —preguntó Ji-a, llamando la atención de los cuatro chicos.

¿El diablo...? —se agachó Enzy.

La arena empezó a temblar y salió una mano, asustando a Enzy, Tahel y Ji-a que estaban agarrando el palo.
Ahora Enzy y Ji-a se encontraban abrazándose del miedo, cuando se dieron cuenta, se alejaron avergonzados

𝗧𝗵𝗲 𝗚𝗿𝗲𝘆 𝗖𝗶𝘁𝘆 | 𝗝𝗶-𝗮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora