Capitulo: 1

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-¡Su majestad la emperatriz, ya ha dado a luz!-gritaron los cortesanos con vigor, puesto a qué el día de hoy era un día de celebración.

En la silenciosa habitación solo se podía oír la agitada respiración de la emperatriz haciendo el mayor esfuerzo por regularizarse y el llanto de un recién nacido.

-Oh, por Dios, es una princesa, una hermosa princesa, idéntica a su majestad la emperatriz, tiene su misma expresión mírela-.

En el momento en el que estiró los brazos para resivir a su hija sintió nuevamente el mismo dolor punzante de hace unos minutos, intento recomponerse pero fue víctima del dolor nuevamente.

-¡su majestad! Al parecer hay un secundo bebé, debe empezar a pujar nuevamente.

¡Dos bebés! No abría imagino nunca dar a luz a dos bebés, jamás pensó durante el embarazo llegar a tener dos bebés en su vientre pese a la incomodidad y el cansancio que tenía, aún con los movimientos bruscos en se estómago.

Pujando de nuevo, el segundo bebé salió con más facilidad que su hermana que ya había preparado el camino.

Navier se dejó llevar por el cansancio mientras sus ojos se cerraban alcanzo a oír.

-¡Es un príncipe! Oh, Dios mío un príncipe su majestad.-

Con una leve sonrisa en su rostro, se entregó al sueño.

Sovieshu, estaba desbordando felicidad ya había tenido una hija antes pero ahora este nuevo nacimiento es el de un heredero legítimo, si bien amaba a Glorym ella jamás abrirá podido ser la heredera había sido una fortuna que Navier quedará embarazada.

Gracias a esa noche hace unos meses dónde Navier había estado tan borracha que le había permitido estar en su cama, no es como que el se había aprovechado de ella el también estaba bajo los efectos del alcohol, pero esa noche Navier se había entregado a él como nunca antes lo habia hecho, podria ser la influencia del alcohol, aún el recuerdo vivo en su memoria, como ella lo había toca y había dicho que amaba su olor, sus besos, sus caricias, incluso le había dicho que lo amaba.

Por supuesto la magia a aquel encuentro desapareció a la mañana siguiente, mientras el se aferraba a su su cintura y ella empezaba a recobrar la conciencia.

También recuerda como ella lo tacho, de haberse aprovechado de su estado para meterse en su cama también le había dicho que no quería verlo y que se iría de inmediato a hasta la villa por tiempo indefinido.

Y así fue, esa misma tarde Navier partió hasta la casa de campo de la familia imperial y con Rastha embarazada de seis meses no iba a insistirle que volviera el palacio, en cualquier momento iba a dejar de hacer berrinche y tendría que volver.

Pero semanas después lo único que recibió fue una carta de parte de Navier, dónde le notificó que iba a trasladar su trabajo y sus damas de compañía hasta la mansión en la villa, y justo cuando Sovieshu fue hasta la villa para solicitar el divorcio para así poder hacer de el bebé de Rastha su heredero, se encontró con el médico de la familia imperial mientras atendía a Navier, vio el rostro pálido de Navier y las indicaciones del médico sobre la mesa de noche.

Y cuando extendió la mano para tomar las indicaciones, Navier fue más rápida y las ocultó debajo de las sábanas.

-¿Que pasa? ¿Acaso estás enferma Emperatriz?-

Pero la expresión en el rostro de Navier no se suavizó sino todo lo contrario.

-Por desgracia para usted su majestad, aún gozo de buena salud-

-Entonces...-

-El médico está aquí por un chequeo de rutina-mintio.

Sovieshu, volvió al palacio después de eso, no tuvo el valor de decirle a Navier sobre el divorcio ese día por sus sospechas de que estaba enferma, así fue como dos meses después envío al sumo sacerdote hasta allí para hablar con Navier notificarle que tendría que asistir a la corte del divorcio.

Entre El Deber Y El Destino: La Desesperación De La EmperatrizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora