A escondidas.

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Era evidente que cuando Seungmin volviera a casa, se llevaría una regañina por parte de su hermana mayor. Y fue exactamente lo que pasó. Nada más ni nada menos. A pesar de que siempre se hayan llevado bien y casi nunca tenían peleas, esas pocas veces que sucedían cosas como estas, no se soportaban.

Eran capaces de aislarse del otro durante un día o más. Ahora, el menor sabía que no pasaría más de lo mismo después de que le hubiera prohibido salir lo que quedara de día. ¿Qué más aburrido que un sábado en casa solo y sin poder hacer prácticamente nada?

Pero estaba convencido en que saldría con las suyas, aprovechando de que su hermana siempre estaba fuera, le sería fácil salir un rato antes de que llegara. Lo difícil era saber cuándo volvería para llegar a la hora exacta y no ser descubierto.

Tenía tantas ideas, y a pesar de eso, casi ninguna podía funcionar. Hasta que por fin se le ocurrió escribirle a su tan querido entrenador. Estaba dispuesto a que él mismo se presentara en su casa. ¿Era un riesgo el cual correr? Sí, y muy grande. Aunque, quería y anhelaba tener su compañía ese mismo día.

Entrenador Channie. 💌

13:23
Me han prohibido salir durante lo que queda del día, pero eso no te impide venir a visitarme un ratito.

13:26
Dime a qué hora y voy corriendo. ;)

Seungmin no pudo evitar sonreír ante su mensaje y la rapidez en la que había aceptado. No obstante, se lo esperaba, así que rápidamente le mandó la hora acordada y apagó de nuevo el teléfono, sin que su sonrisa tan amplia se borrara de su rostro en ningún momento.

Le había dicho que llegar a su casa sobre las cuatro. Su hermana estaba por irse y le daría tiempo a prepararse para Bang Chan y que él se preparase para Seungmin. Aparentaba estar impaciente y feliz de volver a verlo a pesar de que hace tan solo una hora o menos se habían encontrado por última vez.

--Voy a salir ya. --De repente su hermana habló desde la puerta del cuarto del castaño, quien se tensó mientras giraba la cabeza hacia su silueta. La sonrisa que tenía en sus labios se borró, simplemente asintiendo de manera lenta antes de hablar, dándole así una respuesta.

--Suerte. --No se complicó, viendo como ella se marchaba de nuevo. Apenas escuchó la puerta cerrandose, la sonrisa de antes reapareció en su rostro, más amplia que antes. Sin tardar mucho más que unos simples segundos, escribió a Bang Chan, avisándole que su hermana ya no estaba en casa.

De mientras no pudo evitar arreglarse para él. Quería que apenas ambos se vieran se murieran por probar del otro una vez más. Se puso en pie y se fue al cuarto de baño, quitando su ropa apenas pisó el suelo de éste. Encendió el agua, dejándola a una temperatura templada y finalmente se metió a la ducha.

Tardó menos de cinco minutos en salir. Se había dado una ducha rápida. Desprendía un aroma a vainilla desde su cabello y algunas partes de su cuerpo mientras que su piel se veía tan reluciente como siempre. Tan joven y suave que a cualquiera le gustaría al menos pasar un dedo por ella.

Se puso unos calzoncillos y luego una camiseta ancha. Nunca se había vestido así, pero ahora se veía adorable, inocente. Algo parecido a eso. Y a pesar que siempre se vestía de una manera masculina, por así decirlo, en ese momento parecía ser todo lo contrario.

Sus muslos regorditos y suaves asomándose bajo el borde de la camiseta al igual que sus finas y bonitas piernas. De normal llevaría un pantalón deportivo, pero quería sorprender un algo a su entrenador. Nunca vendría bien un pequeño regalo de bienvenida.

My coach  |  ChanminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora