¡ catorce !

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— Voy a salir a una reunión del trabajo, la comida está en el refrigerador, puedes calentarla cuando tengas hambre —la voz de su madre detrás de la puerta interrumpió el silencio en el que estaba envuelto.

Había pasado la mayor parte del día encerrado en su cuarto, saliendo nada más que para ir al baño, no vería a su madre ni mucho menos hablaría con ella, se quedaría ahí seguro entre las sábanas de su cama, aunque la noticia de que esta se iría creó una idea en su cabeza.

— No sé a que hora llegaré, así que descansa —pudo escuchar a la alfa suspirar del otro lado—. Buenas noches, Jiwoong —se despidió, sus tacones resonando en los mosaicos del suelo era el único sonido que podía escucharse alejándose por el pasillo hasta oír la puerta cerrarse, lo que indicaba que la mayor al fin se había ido.

Se quitó las sábanas de encima, sentándose sobre la cama mientras analizaba aquella idea en su mente, era tentadora pero también le asustaba, ¿qué debía hacer?

Hazlo, diviértete y veamos a Matthew.

Le respondió su lobo, saltando de emoción ante la idea de ver al menor, y entonces Jiwoong decidió confiar en sus palabras, últimamente había comenzado a hacerle mayor caso a su omega, dejar de pensar tanto y arriesgarse a lo que su corazón decía, funcionaba bien la mayoría de las veces.

Tomó el celular de la mesa de luz en donde se estaba cargando, desbloqueándolo y entrando al chat que tenía con sus amigos, creó una llamada grupal la cual fue respondida de inmediato por ambos. Podía escuchar lo preocupados que estaban luego de no haber respondido sus mensajes en todo el día cuando sus voces ruidosas se mezclaban en varias preguntas, y decidió darles un breve resumen de lo sucedido para calmarlos.

— Esa mujer —se quejó Gunwook del otro lado de la pantalla, aguantando sus ganas de soltar algún insulto.

— Está bien, no importa, chicos —repitió nuevamente el pelinegro—. Realmente no quiero seguir hablando sobre eso.

— Está bien... podemos ir a verte ahora ya que ella no está, tengamos nuestra propia fiesta —intentó animar Yujin pero Jiwoong negó en respuesta.

— No es necesario.

— Si piensas que te vamos a abandonar simplemente por una fiesta estás equivocado, Kim Jiwoong.

— No me refiero a eso, chicos —sonrió con cariño; adoraba tanto a sus amigos.

— ¿Entonces a qué te refieres? —preguntó el beta.

— No me digas que... —comenzó el menor, dudando si hablar o no, pero al final lo soltó— piensas escaparte, ¿o sí?

Jiwoong tuvo que reprimir una pequeña risa ante el ruido de sorpresa de ambos.— Es exactamente Io que haré, este el momento de rebeldía adolescente que he estado esperando.

— Oh, dios, esto será tan emocionante —exclamó el azabache sin ocultar su emoción.

— Yu, Gun, si pueden traer algún conjunto que pueda usar, se los agradecería mucho, hoy quiero lucir diferente.

— A la orden, capitán —respondieron al unísono con diversión y, luego de intercambiar unas cuantas palabras más, colgaron la llamada.

Se dejó caer nuevamente en la cama, con su corazón latiendo ante la adrenalina del momento y sus labios curvándose en una sonrisa desafiante.
Pasó unos treinta minutos quizás hasta que el timbre sonó, por suerte había podido darse una ducha rápida y fue a recibir a sus amigos con su pijama puesto y su cabello un tanto húmedo, estos lo saludaron con un gran abrazo y fueron a la habitación del mayor, charlando animadamente mientras lo ayudaban a elegir entre las prendas que ambos habían traído consigo.

Luego de escoger qué ponerse y dejar una pequeña pila de ropa en el suelo, se adentró al baño y se cambió, mirándose en el espejo al terminar y sonriendo con confianza a su reflejo antes de salir con su atuendo puesto, recibiendo miles de halagos de Yujin y Gunwook.

— Ahora, un poco de maquillaje para terminar —dijo Han, sentándolo en la cama y sacando de su mochila una paleta de tonos cálidos, poniendo una suave sombra en sus ojos y labial rojo en sus labios.

Ambos menores asintieron satisfechos con el trabajo que habían hecho, su amigo se veía sin duda realmente hermoso, llevaba puesto unos jeans negros ajustados que resaltaban sus firmes muslos y su pequeña cintura, junto a una camisa roja un tanto caída que revelaba parte de sus hombros y unas botas negras. Se veía sexy y hermoso, y no dudaron ni un segundo en decírselo, en repetir lo bien que se veía ahora y siempre, porque Jiwoong nunca dejaba de ser hermoso sin importar como se viese.

Salieron de la casa emocionados, cerrando el más alto la puerta con las llaves de repuesto que su madre le había dado una vez y aún mantenía consigo.

Sería una divertida noche, o al menos eso esperaba.

PASTEL BOY ━━ mattwoong Donde viven las historias. Descúbrelo ahora