Único

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Chaeyoung miro su traje por última vez, verificando que estuviera perfecto. Ya tenía 15 años, pero gracias a las insistencia de su mejor amiga, decidieron ir a pedir dulces.

Sip, bastante infantil, según muchos por la edad que tenían, pero el era feliz si su unnie era feliz.

Aún que claro, vestir de Iron Man, le había costado bastante. Ya que, lograr encontrar el traje de su talla había sido un martirio. Pero era su super héroe favorito, y no se rindió hasta encontrarlo.

Tomo sus cosas y bajo al primer piso. Ahí estaba su madre con una bolsa de dulces, esperando a que los niños pasarán pidiendo esas golosinas por la tan famosa festividad.

— ¿Estas lista?— Le pregunto esta al verla con su bolso en mano y traje puesto. Chaeyoung iría a la casa de su unnie para tener más privacidad, ya que los padres de estos trabajaban esa noche. Lo lamentable de que ambos fueran doctores. Pero era mejor para ellas.

— Sí.— La menor se acercó a su madre para darle un beso en la mejilla en signo de despedida.

—Cuidate, y acuérdate de llamarme cuando llegues.— Chaeyoung rodó los ojos, pero lo haría. Sabia que su madre sólo se preocupaba por ella. Después de todo, aún era menor de edad.

— Claro ma, nos vemos mañana.— Grito saliendo de su casa.

Ya afuera, miro las calles que lo rodeaban. Los niños ya habían comenzado a salir, aunque eran pocos, considerando el hecho de que recién se había ocultado el sol.

Comenzó a caminar sin rumbo, buscando a una chica alta con traje de vampiro. Habían quedado en que se juntarian para pedir dulces y luego irían a la casa de la mayor.

— ¡Chae!— Se giro al escuchar un grito a sus espalda. Sonriendo al ver lo bella que se veía Mina así.

Tenía su pelo peinado hacia atrás, unos pantalones negros bastante elegantes, más una camiseta blanca, con el primer botón suelto. Traía un muy desarrollado maquillaje, y su capa lo hacía ver más terrorífico.

La más alta se lanzó a los brazos de Chaeyoung. Y esta la sostuvo entre sus brazos.

— Hola Unnie, ¿Lista para pedir dulces?— La dejo en el suelo, viendo la radiante sonrisa que esta le daba, no pudo evitar sonreír también.

— Más que lista.— Mina le tomo del brazo, comenzando a empujarla para que la siguiera.

Empezaron a pedir dulces casa por casa, ignorando el hecho de que eran las únicas chicas de su edad. Mientras ellas estuvieran felices, nada más importaba, y la presencia del otro bastaba.

  ꒰🎃꒱

Ya habían llegado a la casa de la mayor, y se encontraban tiradas en el sillón completamente agotadas. A ambas les dolían sus pies, pues habían recorrido todos los pasajes del barrio. Ambas bolsas estaban repletas de dulces.

— Tendré dulces hasta el próximo halloween.— Dijo Mina al ver su bolsa, estaba tan llena, que hasta tenía dulces en sus bolsillos y no dudo que en el camino se le cayeron unos cuántos.

— Si, no se como nos comeremos todos estos dulces.— Chaeyoung llevó su mano a su hombro, comenzando a masajear la zona, pues la bolsa pesaba tanto, que le dejó un leve dolor, que pasaría en un rato.— Creo que tendremos que vender algunos en la escuela.

Mina la miró pensativa.

— Es una buena idea. Comer tantos dulces nos puede hacer mal al estómago.— Mina se levantó del sillón. Sacudiendo su ropa como reflejo.— ¿Quieres jugo o bebida?

pijamada 「michaeng」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora