Parte Única

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Remus y Sirius sabían que Teddy les robaba condones para estar con su chico misterioso.

Harry y Draco saben que hay un chico desconocido que hace chupetones a James.

O como nuestras parejas favoritas descubren el misterio del chico con el que salen sus hijos.

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¡He vuelto! 

En AO3 me pidieron que escribiera un Jeddy en el universo de Little Ducky y aquí esta. Es breve y diría que simple, pero me ha hecho mucha ilusión escribirlo. Por supuesto, para entender esta historia es necesario leer "Little Ducky", porque sino es posible que no entendáis nada de nada xD.

Antes de empezar con la lectura unos avisos: hay breves menciones de smut y mpreg, pero nada explicito, ya que esto sucede en un universo omegaverse. Si esto no te gusta, vete y busca algo que sea más de tu agrado.

La imagen de portada no es mía y no sé su autor, la encontré en Pinterest y me gusto.

No tengo beta, morimos como los Merodeadores en el canon.

Este trabajo también ha sido publicado en AO3 por mi misma (RegArtyB). No copiar.

No apoyo a JKR y sus puntos de vista transfóbicos.









−No entiendo por qué siguen haciendo al Capitán América tan heterosexual cuando está claro que está torcido. –Comento Sirius, su mano jugueteando con la tira del pantalón de su alfa y marido.

−Representa a Estados Unidos, por supuesto que tiene que ser blanco y hetero, Canuto. –Respondió Remus, poniendo en blanco los ojos e intentando ignorar el jugueteo de Sirius, aunque le estaba empezando a costar- Además, pensaba que te gustaba la pareja que hacía con Peggy.

−En la primera película sí, pero después de ver cómo le pone ojos a Tony Stark y a Bucky, está claro que es bisexual. –Dijo con total seguridad Canuto, insistiendo con los pantalones para que Remus se acercara lo máximo posible a él.

−Canuto, tú piensas que todos los personajes son queers. –Río suavemente, y por fin cedió y dejo que Sirius le manejara hasta poder darle un beso.

Era estúpido intentar mantenerlo inocente. Sirius estaba emocionado por la película que acababan de ver y Remus nunca había podido decirle que no cuando hacía esa cosa con la lengua, y eso que llevaban casi cuarenta años juntos.

Sus manos se cerraron en el trasero de Sirius y apretaron a la vez que se acercaban lo máximo posible. La necesidad de aire les hizo separarse, pero al momento, Remus aprovecho para apartar suavemente los largos mechones negros y dejar pequeños besos por el largo cuello de su omega, prestando especial atención a la marca de mordisco que Sirius tenía sobre su glándula y que les convertía en un par unido.

El chico misterioso // JEDDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora