₹Romano₹ |KOOKJIN|

Epilogo

Jungkook

Los pies de Jungkook lo llevaron a través de las sombras en absoluto silencio. El sol de la mañana apenas se asomaba sobre las copas de los árboles, y sabía que su presa se estaría adormeciendo en una hora. Después de todos sus años de caza, podía moverse sin rozar una hoja, a pesar de su tamaño. Conocía cada roca y tocón de árbol en su bosque como si los hubiera plantado él mismo.

Agachándose cerca del borde de un claro, un ciervo apareció a la vista. Hizo una muesca en su flecha y tiró de su arco hacia atrás, alineando su puntería con el punto justo detrás del hombro. Aseguraría una muerte rápida y limpia, algo de lo que se enorgullecía, ya fuera un hombre o un animal al final de su vista.

Un fuerte chasquido rompió el silencio de la mañana. El ciervo salió disparado en la dirección opuesta, corriendo de regreso a la seguridad de los árboles en sombra. Jungkook bajó el arco y se volvió para ver qué había causado el ruido.

Ojos tan profundos y oscuros como el bosque lo saludaron. Una sonrisa arrogante y de soslayo cruzó los labios de Seokjin mientras se apoyaba contra el tronco de un árbol a unos pasos de distancia, con dos mitades de un palo en sus manos. Estaba vestido con ropa de verano, una túnica corta sin mangas sobre pantalones de cuero fino que mostraban su figura atlética. Su espada romana colgaba de su cadera, como lo hacía incluso dentro del pueblo.

—Lo asustaste —dijo Jungkook, tratando de poner una cara severa y fallando.

—Se suponía que no ibas a estar cazando hoy.

Jungkook se adelantó, envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de Seokjin. 

—Necesitaba la distracción —Acarició su cuello, inhalando su aroma a cítricos y especias.

—Mm —Seokjin tarareó. —Parece que todavía estás buscando una.

Jungkook mordisqueó la carne sensible y empujó a Seokjin más hacia él. Seokjin inhaló, sus ojos cerrándose. Las manos del romano se envolvieron alrededor de la espalda de Jungkook, arañando su delgada túnica mientras su pequeño y apretado cuerpo se sometía a su atención. No dispuesto a desperdiciar la invitación, Jungkook alternaba besos, lametones y mordiscos a lo largo de su cuello, trazando la línea desde la mandíbula hasta la clavícula.

Cuando su boca se distrajo, sus manos se deslizaron de su cintura y se movieron más abajo. Agarró una nalga firme con su mano izquierda, manteniéndolo en su lugar, mientras su mano derecha se deslizaba por el frente para agarrar su polla endurecida. Seokjin gimió, su respiración se volvió profunda y rápida mientras su cuerpo respondía. Jungkook podía sentir que su propia necesidad crecía, los sonidos que Seokjin estaba haciendo sacar toda su lujuria a la superficie. Quería escuchar más. Para hacerle hacer ese sonido hasta que ambos estuvieran empapados en sudor y demasiado cansados para moverse.

Justo cuando Jungkook empezaba a desatar la parte delantera de los pantalones de Seokjin, unas pequeñas manos empujaron sus hombros. Jungkook refunfuñó, pero permitió que Seokjin lo empujara.

—Unos pocos minutos no importarán —dijo Jungkook. —Disfrutemos de nuestra privacidad mientras podamos.

Seokjin se mordió un lado del labio y le dirigió a Jungkook una mirada que se dirigió directamente a su entrepierna, pero justo cuando Jungkook pensó que cedería, negó con la cabeza. 

—Ya están esperando. Tengo a Rangi manteniéndolos a raya.

Jungkook dejó escapar un largo suspiro. Si Rangi era su distracción, realmente deberían irse. 

— Si es necesario.

El camino de regreso al pueblo no tomó tanto tiempo como él quería. Caminó hacia el salón principal como si marchara hacia una batalla que probablemente perdería, sus pasos pesados y llenos de temor. Sólo los pasos de Seokjin a su lado le dieron consuelo. Su presencia lo tranquilizó, como si su pequeño cuerpo pudiera sostener todo lo que le importaba a Jungkook en el mundo.