Capítulo 1

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Mi nombre es Gabriel Agreste. He conocido denonios y golpeado dioses. He reído con Ángeles y besado a Diosas. Y aún así, para mí no hay mayor placer que sentarme después de una buena cacería para beber un buen vino mientras como un buen trozo de Cammembert y gozo de una buena charla.

Ah... No recuerdo desde cuando empecé a agarrarle el gusto a esta porquería. Apesta peor que medias sudadas, pero de alguna forma disfruto de este queso. Creo que es una representación de la vida. Es mejor ignorar su olor y disfrutar de su sabor mientras lo tengas en la boca, antes que este se vaya.

No puedo recordar el primer día que disfruté realmente del queso Cammembert. Pero sí recuerdo el día en que lo probé por primera vez.
Puedo parecerte un veinteañero, pero estoy a punto de cumplir cincuenta y un años. No soy tan atractivo como tú, pero un día le robé un poco de juventud a la Parca. Estará enojada por un buen tiempo...

Lástima que mis amigos no están en tan buen estado. Aunque si Tom y Sabine continuaban el negocio familiar, estoy seguro que seguirían muy en forma. Seguro Audrey habría abusado de las cirugías plásticas y el Botox, pagados obviamente por André. Y tal vez habría convencido a mi Emilie de arreglarse su "cara de búho" que tanto decía que tenía. Dios, cómo adoraba oírla ulular como lechuza cuando Audrey le decía algo así. Es una venganza decente contra una porrista malvada y ornitofóbica...

Oh! Diosa, perdona mis modales... Estaba divagando en el pasado. Es un delicioso efecto que tiene el vino en mí. Supongo que te hartaste de oír de alguien tan poco interesante como yo, pero te ha llamado la atención el oír de mis amigos. Definitivamente son personas mucho más interesantes que yo... Y disfrutaría volver a tener una noche de cerveza y películas con ellos.

Pero supongo que eso deberá esperar a después...

¿En qué estabamos? ¡Oh, sí! Mi primer día comiendo este apestoso Cammembert.

Para decirte el contexto, tendré que contarte todo desde esa mañana. Créeme que son dos temas relacionados, así que mantente enfocado en mí, ¿Sí, preciosura? Bien.

Tenía diecisiete años y hacía todo lo que un buen estudiante de preparatoria hacía un domingo: dormir. Mi último año ya estaba en su semestre final, ya tenía pareja para el baile de graduación y todo iba sobre ruedas. Así que ese domingo decidí estirar todo mi cuerpo y dormir toda la mañana...

Y la estúpida de Audrey tenía que llamar por telefono ese día...

El verano de 1987 sería fuerte, y se notaba desde primavera, porque ya hacía un calor salvaje. Suelo ser alguien que se lleva mejor con el invierno, por lo que sólo iba a la piscina o a la playa si mi Emilie o mi familia insistían lo suficiente. Así que ya puedes imaginar el terrible fastidio que sentía cuando Audrey me llamó un domingo.A LAS 8 AM.

- ¡Espéranos en la estación del bus escolar en veinte minutos! Tenemos algo muy genial que hacer el día de hoy!

Y ahí estaba yo, haciéndole caso. Sé que lo más inteligente que hubieras hecho tú sería sólo ignorar la llamada y seguir durmiendo. Lamentablemente, mi pequeña y mimada ex novia no era la clase de chica que no te dejaría en paz hasta que le hagas caso. Y créeme que quieres que te deje en paz.
Así que me vesti con un pantalón de buzo deportivo color rojo y una camiseta suelta color blanco, me puse un par de zapatillas del mismo color y salí de casa. Asumí que Audrey tendría en mente algo tonto pero cursi que tomaría toda la mañana, así que me traje un paquete de galletas como único alimento. Y llegué a la estación. Y esperé. Una. Media. Hora.

Audrey es una chica genial, ¿No?

- ¡Gabe, llegaste!

Un saludo muy agudo me hizo girar la vista, encontrándome con la pareja más dispareja que había visto hasta ese momento. Ella era una chica rubia y esbelta, enfundada en un vestido corto sin mangas color amarillo claro con líneas horizontales negras, el cual tenía el acostumbrado escote que ella lucía orgullosa después de ese nada discreto crecimiento de busto gracias a la ciencia de la cirugía. Llevaba lentes de sol muy caros sobre su cabeza, los cuales eran regalo de su novio y acompañante. Él era alto y corpulento, un poco regordete pero notoriamente pesado, vestido con una camiseta ancha color gris de cuello camisa y unos jeans azules demasiado apretados para su bien, que no dudo que usaría por insistencia de ella. Sería un gran mariscal de fútbol americano, pero su novia y sus padres insistieron demasiado con que le dedique todo a las ciencias políticas. Creo que querían que se volviera alcalde o algo así... Como sea, ellos eran André y Audrey, mi otro mejor amigo... Y mi ex.

Miraculous Chronicles: A Terrible DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora