Capítulo 6

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Abrí la puerta de mi escondite de una patada, y al hacerlo ésta se salió del marco, cayendo al suelo con un golpe seco. Plagg tenía razón: era fuerte. Muy fuerte.

- Groovy... - Dije en voz baja, recordando una frase que me gustaba mucho de una película de terror. Pero ya habría momento para emocionarse, ahora era el momento de atacar.

Caminé fuera del cuarto, conteniendo mi euforia. Por alguna razón me sentía con bríos infantiles para hacer cualquier cosa. Supuse que era efecto del Miraculous, por lo que sacudí mi cabeza y miré a todas direcciones en la sala, por lo que no me tomó mucho tiempo recobrar la compostura al recordar la situación. La armadura había regresado a su lugar, permaneciendo inmóvil como si nunca se hubiera alejado de la puerta, aunque estaba bañada en sangre. A unos metros ví con tristeza los cuerpos de mis amigos. Tom estaba separado por la mitad, con la cabeza a duras penas unida a su cuello por la piel. El único brazo que le quedaba estaba extendido de tal forma que le daba la mano a Sabine, quién seguía empalada al suelo con la lanza de la armadura atravesada en su abdomen. Muchas de sus facciones se habían deformado, pero aún podía sentirse la paz en la que descansaba antes de morir.

- Chicos...

Mis ojos se aguaron levemente al notar cómo, de alguna forma, tanto Tom como Sabine, aún siendo Ghouls, se habían tomado de la mano. Como si sus cuerpos aún recordaran quiénes eran a pesar de que sus mentes se habían perdido. Ellos se amaron. Hasta el último segundo. Esperaba que estuvieran felices del otro lado... O que al menos, desde donde fuera que estuvieran, vieran en primera fila lo que le iba a hacer a la responsable de sus muertes .

Algo captó mi atención. La otra mano de Sabine apuntaba hacia arriba en la escalera. Miré en dicha dirección y no pude evitar sonreír: en sus últimos segundos, ella también señaló hacia la escopeta con la que le disparamos a la Nigromante en el cuerpo de Emilie. Parecía ser el arma más efectiva contra ella. Ésta descansaba a mitad de las escaleras camino al segundo piso. Nunca entendí cómo llegó hasta ahí, pero preferí agradecer a la suerte en lugar de cuestionarla. Di un paso hacia ella y un grupo de chillidos y gruñidos aparecieron de la nada, además de una siniestra voz que me enfureció con sólo oírla.

- ¡Maldición! Había olvidado que Fu guardaba esas cosas...

La Nigromante seguía de pie al final de las escaleras en el corredor del segundo piso, rodeada de sus temibles Ghouls. Me enfureció ver cómo la expresión de su rostro deformaba la alegre y amable cara de mi Emilie, y gané un poco de confianza al verla tratando de mantener su actitud arrogante, pero incapaz de ocultar los nervios que le producía ver mi aspecto.

No había reparado hasta ese momento en que yo mismo no conocía mi aspecto al usar el Miraculous. Afortunadamente, había un espejo colgado al lado de la entrada de la cocina, al cual miré de reojo solo unos segundos, los suficientes para reconocer que no me veía nada mal. Una chaqueta cerrada hasta el cuello, guante, pantalones y botas de cuero negro eran todo el conjunto. Tal y como le pedí a Plagg, mi antebrazo derecho tenía un brazalete metálico con un espacio donde solía estar mi mano, el cual podía sujetar la motosierra. Atado a mi espalda también había un estuche de cuero marrón con espacio para una escopeta. Mi cabello rubio dejó de estar revuelto y se peinó hacia atrás, con dos mechones color negro ligeramente erizados de tal forma que me recordaron vagamente a las "orejas" de mi Kwami. Mis ojos brillaban en verde, con las pupilas idénticas a las de un gato. Parecía que estuviera disfrazado de Plagg.

- ¡Tienes suerte de haber hallado ese Miraculous o estarías muerto! - Exclamó la Nigromante, tratando de burlarse de nuevo. - Pero tus nuevos poderes no cambian nada. ¡Aún tengo la ventaja aquí! Por si no lo notaste, las heridas que tu novia y tus amiguitos me hicieron se han cerrado casi por completo. Este cuerpo estará listo para soportar mi Magia, y entonces nada me detendrá.¡Yo saldré de aquí y tú sólo serás...!

Miraculous Chronicles: A Terrible DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora