En el jardín del templo del profeta, yacían en el césped bajo una sombra de árbol dos chicos.Drako soltó sin mirar : Eres digno de mi gracia.
Spreen río ante lo dicho: Pff ¿Tu gracia?
Drako miró momentáneamente a su acompañante: Si... Estoy diciendo que me gustas.
Se mantuvo un pequeño silencio antes de proseguir con sus palabras.
Drako murmuró: He estado pensando en ello. Quizá solo nací para poder conocerte...
Sonaba tan perdido en sí que... quizá haya atolondrado al de lentes de sol.