The memories in your fingers

( 1 )

"Pérdida de memoria" era lo único que sonaba como eco en mi memoria cada segundo del día desde el accidente; Tanaka estaba destrozado, siendo el causante principal del problema.

Aun así, Tanaka es resistente, se que parte de el ya ha sido reconstruida desde lo más profundo de su cuerpo; yo en cambio, yo me guardo el va y viene de sentimientos encontrados, chocando entre si como lágrimas qué se deslizaban de mis mejillas, tan solo como una muestra de expresión hambrienta y deseosa de la vaga esperanza..

— No es saludable qué te quedes aquí. — Menciono con la familiar y tan erratica voz de un extraño, la figura familiar con aroma a hospital. Después del accidente la memoria de Daichi había sido eliminada cual simple pedazo de papel hervido en llamas fogaces; con tan solo unos días al accidente Suga era el único que sin importar que visitaba a Daichi, aun si no lo recordaba.
Daichi por otro lado, se había acostumbrado a la presencia de Sugawara, pese a no recordar nada sobre el, la familiar y amistosa sensación de un amigo ya hacía en los sentimientos qué tenía hacía el extraño de cabellos grises. Daichi sabía que había perdido la memoria y que cruelmente había despejado a cualquiera de sus memorias.

— No, pero prefiero enfermar lentamente de tristeza a morir de golpe.

Como pudo fue aquella la respuesta de Sugawara queriendo aclarar su garganta del nudo qué poco a poco se había formado con crueldad impidiendo el procesar las palabras de manera coherente.
Sin embargo era cierto, no quería irse, prefería quedarse viendo como Daichi no recordaba nada a simplemente irse sin hacer nada. Incluso el pensar en eso le daba náuseas y le hacía sentir el corazón tan alarmado qué no podía respirar.

— Lamento no poder recordarte.

— No tienes que disculparte, no fue culpa de nadie. —  Ni siquiera el creía sus palabras, pero hacía lo posible para creerlas, hacía lo posible para no tener que sufrir más de lo que ya lo hacía.

— Tu rostro se ve más lindo sonriendo. —Tan solo eso basto para que los pensamientos de Sugawara se distorsionaran en la calidez de la voz de Daichi, que aunque para ambos eran completamente desconocidos, era como ver a alguien después de años. — No digas tonterías..  ni siquiera recuerdas mi sonrisa. — Palabras tan afiladas qué el joven japonés no tenía intenciones de ocultar; pero fue entonces que volteo a donde el castaño, aquel que permanecía con un golpe en su rostro de manera brutal casi exponiendo a leguas la situación en la que estaba.

Daichi en cambio solo sonrió con dolor por las palabras agresivas del desconocido y aun así tomó valor de reír con cautela sobre la situación, como si de un mal chiste se tratara, tan amargo y dulce a su vez que no quedaba de otra más que reír. Era obvio que Daichi no coqueteaba con Sugawara, más sin embargo se notaba su patético intento de hacer sonreír al menor de los dos, quizás era esa su manera de alivianar el sentir del mismo para no hacer de la experiencia más horrible de lo que ya era.

— Cuando salga de aquí, llévame al club de Voleibol. — Exclamó con el rostro de aquel Daichi de hace semanas atrás. La sensación de amargura lleno el corazón de Suga, como era posible sentirse tan horrible; como tan solo en minutos podía sentir que Daichi era un extraño aun después de haberlo conocido años.
En ese momento para Suga, Daichi no era más que el vivo reemplazo de su yo del pasado. Lo odiaba de algún modo.. odiaba la simple y tóxica sensación de no ver al chico que le sacaba una risa cuando más se sentía triste. Quizás Asahi tenía razón, quizás estar en la misma habitación qué Daichi lo estaba matando más rápido de lo que pensaba.

— De acuerdo.

Fue aquella la amarga y rasposa respuesta de el más joven.