C: 5 - LA FAMILIA GRANGER Y EL MAL CONCEPTO DEL AMOR

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Casa Granger-


-Una ojiazul estaba preparándose y vistiéndose con sus mejores ropas. Mentiría si dijera que no estaba nerviosa, nunca jamás la habían invitado a comer a otra casa que no fuera la mansión Greengrass.

Ella apenas y salía de su mansión. Saber que ahora debía ir no solo a otra casa, si no al mundo muggle, le ponía de nervios. ¿Y si hacía algo mal? ¿Y si hacía enojar con un mal comentario a los padres de la castaña?

Jasper estaba mortificandose. Mientras que del otro lado, en la calle Heathgate, en el barrio Hampstead Garden Suburn, en el distrito de Hampstead, una castaña estaba igual o peor que la ojiazul.

Era la primera vez que Hermione llevaba a alguien a casa, incluso a invitar a comer. Ni siquiera a sus mejores amigas las había llevado de esa forma, menos a sus mejores amigos.

Por una extraña razón, Hermione tenía nervios y quería causar una gran impresión esa tarde. Quizá sea porque quería demostrarle a Jasper el agradecimiento que se merecía por todo lo que había hecho por ella en tan poco tiempo; Quizá porque ver a su madre tan encantada de saber que su hija había invitado a alguien a comer la hacía sentirse un poco avergonzada. No quería que la ojiazul descubriera cosas vergonzosas de ella.

Hermione amaba a su madre, y mucho, pero sabía de todo lo que era capaz de decir al ser tan sociable, incluso frente a ella.

Wendell por otro lado estaba como si nada. Quería intentar no emocionarse, le gustaría estar como su esposa, feliz por aquella visita. Pero su hija les había dejado en claro que no era nadie especial en el sentido romántico. Aún así, el patriarca tenía la esperanza de que aquella persona pensará diferente e hiciera cambiar esa forma de su hija... y si se podía, hacer que su hija se diera cuenta de que el amor sí existía-

Hermione: Papá, ¿por qué pones los vasos dentro de los platos? -preguntó divertida-

-Aquello confundió al hombre quien rápidamente bajo su vista hacía la mesa y suspiró rendido al darse cuenta de que su hija tenía razón. Estaba colocando los vasos dentro de aquellos platos soperos-

Wendell: Perdón, es solo que aun no puedo creer que hayas invitado a alguien a comer con nosotros. -sonrió feliz-

Hermione: Ya les dije papá, solo tenemos una amistad. Además, nos acabamos de conocer. -sonrió tímida-

Wendell: Sí, pero eso no significa que tu madre y yo no nos sintamos emocionados. -sonrió-

-La castaña rodó los ojos con diversión. Estaba a punto de volver a aclarar aquella comida, pero el timbre de la casa la hizo olvidarse de aquello.

Tanto la castaña como su padre voltearon hacía la puerta, la cual seguía cerrada y con una nerviosa chica de ojos azules del otro lado-

Hermione: Ya llegó. -susurró-

Wendell: Excelente. -sonrió emocionado- Iré a...

Hermione: ¡No! Tu te quedarás aquí y terminarás de ayudar a mamá. Yo iré y recibiré a mi invitado. -sonrió divertida- No quiero que digas algo que pueda malinterpretar las cosas.

-El hombre asintió rendido. Entonces Hermione caminó hasta la puerta mientras se arreglaba el cabello y acomodaba mejor su vestido color amarillo pastel. Al abrir la puerta, sonrió al toparse con aquellos ojos azules tan intensos como el claro océano. Pero después de perderse por unos segundos, regresó a la realidad al darse cuenta de que Jasper también se había perdido mirándola fijamente y sin despegar su vista.

Hermione sintió sus mejillas sonrojarse. Jamás la habían visto de aquella forma. Los ojos de la ojiazul brillaban intensamente como jamás se había visto y las palabras habían desaparecido en ese momento. Jasper no sabía qué hacer, se había perdido por unos instantes en aquella silueta castaña frente a ella-

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