How I Met Your Father ||Larry||

Parte 6

Harry terminó de acostar a sus hijos y fue caminando hacia el despacho de Louis, no lo vio cuando dijo que lo vería en su habitación.

Pasó por los corredores y empujó suavemente la puerta, la tenue luz de la chimenea fue lo primero que lo recibió. Entró completamente, Louis estaba sentado detrás del escritorio escribiendo y leyendo algo muy concentrado.

El Alfa levantó la cabeza cuando sintió la presencia de su esposo, Harry le mostró una sonrisa y se aproximó a él, enredó sus brazos alrededor de su cuello y le dejó un suave beso. 

—Cariño, hola—saluda Harry.

Louis toma sus manos y las besa.

—Omega, buenas noches.

—¿Qué haces, amor?

Le enseña lo que estaba escribiendo. 

—Así que, la reina Rosalyn, te invitó a ir a Émeraude. 

Louis asiente y toma a su Omega de la cintura para sentarlo en su regazo, Harry se deja llevar gustoso.

—Nos invitó, amor. Explica en la carta que quiere limar asperezas con un baile y espera que nos quedemos en su palacio por unos días. ¿Te gustaría ir?

Harry hace una mueca.

—No lo sé, Lou. No confío demasiado en ella.

Louis acaricia su mejilla.

—No tienes nada de qué preocuparte, estaré contigo todo el tiempo, bailaremos y platicaremos. La reina Sophie irá también, sé que son buenos amigos. Pasaremos un momento y puede que se nos dé la oportunidad de hacer negociaciones con reinos vecinos. 

Harry se toma el tiempo de pensarlo y suelta un suspiro.

—De acuerdo, si hacemos esto será por el bien del reino. Pero ¿qué pasará con nuestros cachorros y el reino en nuestra ausencia?

—Tus padres estarán aquí, confiamos demasiado en ellos y nuestros hijos los adoran, así que podemos pedirles que se queden a cargo de ellos. Y con respecto al reino, amor, la corte real se hará cargo de llevar las riendas en nuestra ausencia. 

Harry se acomoda mejor en el regazo de Louis y se esconde en su cuello para poder disfrutar mejor de su aroma y sentir seguridad. Por alguna razón en particular, esa invitación le causaba mala espina junto con su remitente. Pero confiaba en Louis y en sus palabras, si algo sucedía, sabía de sobra que él lo defendería y su pueblo también.

Saphir era una potencia comerciante, pero también era conocido por la lealtad de su gente. Era mutuo, la realeza estaba dispuesta a cuidar de sus súbditos y ellos harían lo mismo por la realeza. 

Se cuidaban mutuamente.

Así que un posible ataque de cualquier ejército era imposible, según escuchó, sus súbditos los admiraban demasiado. Los últimos años ha escuchado que los llaman "los reyes del siglo", y supone que es por todas aquellas obras que fueron haciendo durante ese tiempo.

—Hay algo que sí que voy a echar de menos, incluso si solo nos vamos por unos días. —Menciona Harry, permaneciendo en su sitio, disfrutando del agradable aroma que lo hacía sentir más feliz.

—¿Y eso es...?

—A nuestros cachorros y sus travesuras, bueno, las que la señorita Perkins les deja hacer. 

Louis asiente, comprendiendo muy bien lo que decía.

—Yo también, amor. Pero nuestros príncipes y princesas estarán muy bien.