Capítulo 4

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Ana

Que mierda fue lo que pasó ese día? No tenía ninguna manera de explicar lo que sucedió, ni por qué Tom hizo eso. Pero si podía explicar como me hizo sentir: totalmente loca.

Pasó ya una semana desde la primera vez que Tom se me acercó de esa forma tan inesperada, y no fue la última.

Casi todos los días había siempre alguna tensión que él creaba entre nosotros dos, y creo que Bill ya lo notó porque está sentado con sus brazos cruzados y una cara de culo impresionante pidiendome explicaciones de por qué su "querido" hermano se la pasaba mirandome como si fuera la comida más deliciosa del mundo.

―Bill, mira. No está pasando absolutamente nada raro con tu hermano, él es el que está intentando coquetear conmigo... y no es algo que sea mucho de mi agrado― susurré lo último casi a mi misma, pero él podía escucharlo perfectamente.

Llevaba hablando 15 minutos con él sobre el tema, él me llevó a un lado solos para preguntarme si Tom y yo estábamos coqueteando, a lo que suspiré y empecé a explicarle todo desde el día en el que me acorraló en el baño.

El pelinegro suspiró de manera decepcionante cuando terminé de hablar y se veía que estaba pensando sobre esto. ―Está bien, te creo Ana. Ya voy a hablar con él, no está bien que haga eso contigo―. Se levantó de su lugar y me dio una palmada en el hombro antes de irse, se miraba un poco triste por el tema.

Luego de que Bill se haya ido de la habitación decidí irme yo también, estaba muriendo de hambre y no había comido nada desde que llegué al estudio esta mañana.

Al salir de esa sofocante habitación en la que sucedió una charla muy incómoda con Bill, me dirigí hacia la cocina para encontrarme con Gustav cocinando algo que se veía delicioso. Siempre sabía cómo cocinar bien, hasta le pedí que me enseñara algún día.

―Hola Gus, qué cocinas?― aparecí detrás de él y el mayor dió un pequeño salto de susto y luego suspiró en alivio al ver que era yo.

―Hola Ana, estoy haciendo canelones, me podrías pasar la sal?― Me dió una orden y yo rápidamente le obedecí y observé cómo cocinaba, tranquilamente podría ser un chef profesional si se lo proponía.

Después de ver por un rato largo como Gustav cocinaba sentí unos pasos pesados detrás nuestro y al girar mi cabeza para ver quien era el causante me encontré con la fría mirada del chico de rastas.

El me miró con seriedad y luego quitó sus ojos de mí para sacar unas papitas de uno de los cajones.

―Hey, no comas cosas chatarras ahora, ya casi termino de cocinar. Se paciente― Gustav habló con molestia sin quitar su mirada de la comida y Tom suspiró antes de colocar las papas de nuevo en su lugar.

―Ya apurate Gustav, estoy muriendo de hambre―. Gruñó Tom a lo que el mencionado le sacó el dedo del medio y siguió cocinando sin preocupaciones, yo miré todo con una expresión neutra ya que parecía que estaba pintada ahí, Tom ni me dirigió la palabra.

Tom pasó por mi lado sin antes empujarme levemente con su hombro, ¿Ahora estaba enojado conmigo o qué? Qué hombre más bipolar.

Pronto yo también quité mi presencia de la cocina para dejar cocinar a Gustav tranquilo y fui a sentarme junto a Bill en el sofá. Se veía algo deprimido.

―¿Qué pasó Bill? ¿Por qué esa cara?―. El me miró por unos segundos, dudando si hablar o no y luego vi que abrió su boca para hablar.

―Tom se enojó conmigo...― el mayor susurró tan bajo que casi no lo escuché, dí un suspiro y luego acaricié su espalda. ―Me dijo que no tenía por qué meterme en sus asuntos y me gritó, él nunca me grita― Pude escuchar como su voz se quebraba de a poco y este puso su cabeza en mi hombro, yo le abracé en retorno.

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⏰ Última actualización: Oct 11, 2023 ⏰

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𝑨𝒎𝒐𝒓 𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒐 ||ᵀᵒᵐ ᴷᵃᵘˡⁱᵗᶻ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora