Por alguna razón, suelo recordar a las personas que fueron parte de mi vida, tanto como amigos o conocidos, y siempre vienen los recuerdos de aquellas personas. Quizás por los momentos felices que me hicieron pasar, o bien por las lágrimas que me han hecho botar. O simplemente sin razón alguna.
Recordar no tiene nada de malo. Más bien es como una cámara la cual conectas a tu memoria y los recuerdos vagan por nuestro interior. Y somos capaces de sentir emociones por el simple hecho de recordar momentos que quizás ya nunca volverán.
Estaba terminando de ordenar mi habitación cuando sentí unos golpes de la puerta del living. De seguro eran mis hermanos pequeños que jugaban por ahí y hacían sus bromas. Pero era mi hermana la que tocaba ya que lo hacía de una manera particular.
—Hola, vine a visitarte—. Dijo pasando por al lado mío con una sonrisa.
Mi hermana era tres años menor que yo, pero su vida como adolescente era más activa que la mía. Es decir; tiene novio, sale al centro comercial, pijamada, tiene un grupo de amigos que la quieren muchísimo.
En cambio yo, con tan solo diecinueve años trabajando y descansando dos días a la semana. No tenia un grupo gigante de amigos, ni mucho menos vida social, ya que no me gustaba salir en particular.—¿Cómo va todo con Christian?—. Le pregunte mientras tomaba asiento a su lado.
—Todo va de maravilla, a veces pienso que él es el hombre con el que tengo que estar por el resto de mi vida—. Dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
—No seas tonta—. Golpee su pierna. —aun te falta mucho por vivir, quizás hay alguien mejor que el, por ahí afuera—. Trate de arruinarle su momento.
—Como siempre tú, y tu negatividad por delante, deberías casarte con el—. Dijo rodando los ojos.
—Te lo digo enserio.
—Como sea.
No se lo decía de mala manera, era verdad. Juramos que nuestro verdadero amor es alguien que nos trata bien, te llena de regalos o de halagos. Me paso varias veces, y aun duele recordar esos momentos. No me gustaba conversar de mi vida privada con nadie de mi familia, solo con una persona en particular.
Pero mi hermana aún tiene mucho que aprender, al igual que yo.
Después de aquella visita tan corta, el día ya había acabado, realmente me sentía cansada y sola en esta casa. Era un regalo de mi abuela, ella la mando a construir con el fin de que me viniera de la ciudad en donde estaba viviendo. Pero de igual forma me sentía sola.
Hacia unos meses de que había vuelto. En realidad vivía en un campo a unos veinte minutos fuera de la ciudad de Rosono. Y a unos diez minutos había un pueblito llamado San Vicente. Vivir en un lugar que no sean edificios y contaminación era completamente satisfactorio.
Mi vida no es tan interesante como la de cualquier persona. Me escape de casa apenas tuve dieciochos años y me fui a vivir por un tiempo a casa de mis tíos, a otra ciudad. Estar diecisiete años en casa de mi abuela ya era agotador. Me sentía como en prisión, así que la única opción que me quedaba era huir. Aunque no le gusto la idea, se molestó bastante, con el tiempo se conformó. Allí encontré un trabajo y alguien que me apoyaba realmente.
Al recibir mi primer sueldo, opté por arrendar una pequeña casita y me establecí allí. Al principio fue difícil, pero de apoco te acostumbras a la soledad.
Pero de igual forma extrañaba a mi familia. Extrañaba a mis hermanos, el amor y la calidez de mis seres queridos. Así que mi abuela optó por construir lo que ahora es mi hogar.
¿Soy feliz? Tal vez, pero estar cerca de los que quiero, es suficiente.
Estaba revisando mis redes sociales cuando se me vino repentinamente alguien a la mente, alguien con el cual compartí parte de mi etapa escolar. El recuerdo de recordar a esa persona era bastante entretenida. Era el ser más jodido que podía haber. Desordenado y un tanto problemático y muy llevado a su idea.
Pero no le tome importancia, aunque la curiosidad me mataba por saber que era de él. Opte por desactivar el internet, darme la vuelta y dormir ya que mañana era lunes y trabajaba. cuando algo se me viene a la cabeza no hay nadie quien lo quite.
Quizás mañana me olvidaría del tema. Y quizás solo seria un recuerdo repentino.
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¿Al final eras tú?
Подростковая литература¿Qué tal si nuestro verdadero amor es alguien que nunca imaginaste? Tal vez ese amigo que tuviste en una etapa escolar, pero con el tiempo se perdió la comunicación. Y al pasar de los años vuelven a retomar plática. Y con el pasar de los días siente...