Prólogo

6 0 1
                                    


Hoy en día era difícil sorprender a Eva, durante los dos últimos años había aprendido a adaptarse a cualquier circunstancia que se le presentase, por muy extraña o anormal fuese, o eso creyó hasta ese momento. Sentada quedo paralizada en el sofá, toda esa confianza que creía tener se esfumo de su sistema, y fue sustituido por un sentimiento que hace mucho no sentía, miedo.

No fue la única en no saber cómo actuar, Carolina "la encargada" una mujer que se caracterizaba por tener un carácter imperturbable, se quedó congelada en medio de la sala de estar. En cambio, Tania, la única chica española del grupo, no perdió su habitual carácter temperamental  y se situó junto a Carolina para empezar a gritar a los intrusos que habían invadido el piso; Dana y Lidia se arrimaron la una a la otra, y se escondieron detrás de Carolina y Tania; e Iris, una chica bastante impredecible en el mejor de los casos, se limitó a observar la escena desde el sofá, medio acostada y con la manta cubriéndola hasta la nariz.

- ¿Qué creen que están haciendo? – Carolina no tardo en recuperar la compostura. Bloqueo el paso del invasor que parecía liderar a los demás, un hombre robusto de baja estatura que apenas sobrepasaba su metro cincuenta y ocho.

- Policía nacional – dijo este mientras una de sus acompañantes le tendía un chaleco refletante con el distintivo de la policía nacional  -  A un lado – avanzo haciendo retroceder unos pasos a Carolina, la cual volvió a quedarse momentáneamente estupefacta al saber con quienes estaba tratando. Sin embargo dos segundos esta reacciono, se apresuró al escritorio, y en tiempo récord cerro el portátil con la información de los clientes y la Tablet dónde mostraba las cameras del otro piso. Todos los presentes se quedaron en silencio, asimilando las acciones de Carolina, las chicas medio asombradas por el valor al intentar ocultar información a la propia policía y estos últimos, vieron la acción como una falta de cooperación. 

 - Con que esas tenemos – mascullo el hombre por lo bajo – revisad el piso, a fondo – ordeno. Sus acompañantes tres hombres y dos mujeres se pusieron en acción, menos uno, que se quedó junto al líder.

- No pueden entrar por la fuerza – Carolina replico, sus manos temblaban, pero su voz se mantuvo firme al hablar. 

Los policías empezaron a tomar fotos de todo a la vista; el escritorio, donde estaban todos los móviles de las chicas, el ordenador que por suerte bloqueo, la Tablet apagada, la sala de estar donde estaban los sofás donde las chicas descansaban, la cocina que las chicas utilizaban como un vestidor, las taquillas donde las chicas guardaban sus cosas,

- ¿Por la fuerza? - pregunto inocentemente el líder – No hemos entrado por la fuerza. Dana nos ha abierto – sostuvo la mirada de Carolina antes de esbozar una sonrisa que puso los pelos de punta – ¿no es así Dana? –se giró hacia ella, haciendo que esta rompiera a llorar - ¿Por qué lloras? – se acercó hasta donde estaba sentada, alzándose sobre ella - ¿Te están amenazando? ¿Por eso lloras? – Dana intento negarlo, pero los sollozos no le permitían articular media palabra coherente.

- Xavi, tienes que ver esto – dijo uno de sus compañeros, desviando finalmente la atención de este. Le siguió por el pasillo hasta una habitación donde se encontraba una chica desnuda sobre una cama cubierta por una sabana de desechable y un hombre entrado en años, que se vestía lo más rápido que su coordinación le permitía.

- Vaya – río – parece que llegamos en mal momento.

- ¿Qué hacemos? – le pregunto el agente que los había encontrado.

- Tómale declaración y déjalo ir – señalo con la cabeza al hombre que ya había terminado de vestirse y estaba listo para correr si fuera necesario con tal de salir de ahí - A ella hazla cambiarse y que se reúna con las demás - dijo antes de volver a la sala de estar.

La chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora