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-¡Tras él, idiotas! ¡No lo dejen escapar!- gritaron los hombres que lo perseguían mientras corrían por las oscuras calles de Seúl, Jaemin sentía el viento frío y la suave brisa mojar su cara, teniendo definitivamente uno de esos momentos donde el sentimiento le nublaba la mente y se dejaba llevar por el peligro, volteó su cabeza para checar a los hombres que lo perseguían, Jaemin definitivamente no esperaba que su noche terminara así, pero era lo justo, considerando que la había cagado un poco (mucho), al retrasarse con su pago a su "prestador".

Había perdido a los lacayos de éste último al menos por un momento tras correr como loco por la calle, aunque sinceramente no le importaba tener que correr 1 kilómetro más si implicaba seguir mojando su cara y perder su aliento gracias a la agitación de la carrera.

Entonces sintió un tirón en su brazo, siendo arrastrado hacia un callejón.

-¡Joder!- exclamó el rubio mientras sentía cómo lo acorralaban golpeándolo bruscamente contra la pared y tapaban su boca.

¿Qué carajos?, pensó, debatiéndose si golpear al causante de su desvío o morder su mano para escaparse de su agarre.

-Quédate quieto o te van a oír- exclamaron casi en respuesta a su pensamiento, haciéndolo ceder y permanecer bajo el agarre del desconocido.

Al recuperarse del repentino movimiento pudo apreciar mejor a la persona causante de éste mismo.

El chico estaba de perfil mirando hacia la calle, su nariz era grande y recta, sus labios carnosos y abultados, su piel era blanca y tersa, tenía una cicatriz en la mejilla derecha que lo hacía parecer rudo, su cabello era liso y sus ojos eran negros y pequeños. Llevaba una camiseta blanca con una chaqueta de cuero negra encima , unos pantalones negros holgados algo rotos y unas botas de combate negras.

Jaemin estaba sinceramente tan ensimismado observándolo que olvidó que hace un momento estaba siendo protagonista de una persecución.

-Bien, se fueron- el chico quitó su mano de la boca del contrario y dejó de acorralarlo, para sacudir sus manos en su pantalón y mirarlo finalmente.

La confusión en Jaemin se hizo más grande cuando aquel chico que se había encargado de "salvarlo" actuaba con tanta naturalidad.

-¿Por qué hiciste eso?- preguntó extrañado Jaemin mientras apartaba un poco su mirada de aquella figura desconocida.

Éste soltó una pequeña risa, gracias a la cuál el rubio pudo apreciar su sonrisa ladina.

-¿Te estaban siguiendo no?, Esperaba más un gracias, no una pregunta con un tono incriminante- Dijo sarcástico el coincidente salvador de Jaemin, agachando su mirada manteniendo su expresión divertida.

El rubio bufó con gracia en respuesta- Gracias- exclamó con sorna- Pero eso aún no responde mi pregunta- Puso sus manos por detrás de su espalda, recargándose en la pared tratando de al menos acoplarse a la extraña situación.

-Me he visto en las mismas varias veces y ya me hubiera gustado que alguien me jalara hacia un callejón- rió el pelinegro mientras se iba alejando de éste con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta.

-¿Varias veces eh?- Siseó con genuina gracia por el comentario del azabache- No me sorprende, sin ofender pero tienes toda la pinta de delincuente- bromeó Jaemin, aunque no mentía.

El contrario soltó una carcajada, la cuál fué raramente melodiosa.

-Mira quién habla- Carraspeó- Te recuerdo que si no fuera por mi estarías probablemente siendo llevado a una bodega en la cuál esos hombres procederían a molerte a golpes por meterte con ellos, tal vez no soy tan malo como parezco- Dijo mientras rebuscaba algo en el bolsillo derecho de su chaqueta, sacando entonces una cajetilla medio vacía y un encendedor color rojo, el pelinegro encendía un cigarrillo alejándose un poco del rubio.

Jaemin rió amargo, sintiéndose aún extrañado por la presencia del azabache y su oportuna coincidencia.

-Los hubiera hecho mierda- soltó algo arrogante, porque en realidad sabía que los hubiera hecho mierda.

Si de algo estaba seguro Jaemin, era saber pelear.

Todas las peleas callejeras no habían sido en vano, y Jaemin siempre había tenido una extraña fijación por involucrarse violentamente con la gente; Había sido golpeado, molido y remolido, pero esa vibrante convicción que lo caracterizaba no le permitía rendirse, nunca.

Lo que no te mata te fortalece, y él sabía que ese refrán era más que verídico.

-¿Ah si?- preguntó el pelinegro alzando su cabeza con un tono retador. -Me hubiera gustado ver eso, tal vez debería haberte seguido y observado en lugar de salvar tu pellejo.- Habló el desconocido mirando divertido hacia el suelo, cruzando sus brazos.

-Es eso acaso un extraño tipo de voyerismo o simplemente eres un loco acosador?- Preguntó Jaemin sacándole una carcajada el contrario -Teniendo en cuenta que estabas justamente en el momento indicado para arrastrarme hacia aquí, no se me haría extraño- soltó - De todos modos, ¿Qué mierda estabas haciendo aquí escondido?, ¿Me estabas esperando o algo por el estilo?- bromeó.

El pelinegro esbozó una sonrisa silenciosa, dió una calada a su cigarro y miró a Jaemin directamente a los ojos, su mirada era tan penetrante que hizo que un escalofrío recorriera su columna, un aire tosco cruzó el callejón atrayendo el humo soltado por el azabache hacia el rostro de Jaemin, haciendo a sus fosas nasales resentir y a sus ojos picar, obligándolo a cerrarlos por un momento.

-Eso tendrás que descubrirlo tu mismo, Jaemin.

Y se fué, dejando al rubio completamente desorientado.

¿Qué carajos había sido eso?.

Si dijera que este encuentro no había removido algo en su mente estaría mintiendo.

¿Quién era este chico y por qué lo había arrastrado a ese callejón?.

¿En serio había sido una coincidencia o se trataba de un loco acosador que se había interesado específicamente en él?.

Si claro, pensó Jaemin soltando un una risa divertida.

Y sin más qué hacer, metió sus manos en las bolsas de su chamarra y se despegó de la pared, saliendo del callejón, sintiendo aún la adrenalina de haber sido literalmente jalado a esta extraña situación.

Definitivamente pensaría en esto por un tiempo.

Él no sabía, que este encuentro era solo el comienzo de una historia.

Su historia.

punch - nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora