La noche apenas comenzaba, ellos volvieron a su hogar a pasos lentos, besándose en las esquinas bajo las luz de las florecientes lámparas de la ciudad. Se amaban y no podían callarlo, no ocultaban su amor que crecía cada día más.
Llegaron a casa y el rubio hablaba sobre que debían limpiar, ver la cocina y que faltaba, hablaba y hablaba sin parar.
Jungkook detuvo el torrente de palabras con sus labios. Vió cómo Park abría los ojos, sorprendido, para después cerrarlos, abandonándose a la paz del combate con esa boca. Se había dado cuenta hasta ese instante de lo muchísimo que habían ansiado ese beso, ese beso sensual y apasionado.
Agarró su nuca y sus caderas y lo atrajo con delicadeza. Sus manos temblaban, como las del escritor, al entretejer sus dedos en el brillante cabello negro pudo notarlo. En algún momento en aquel baile de besos y caricias, cayeron en el sofá. Un cuerpo sobre el otro, sus piernas entrelazadas.
Acarició Jeon su espalda por debajo de la camiseta, y su piel quemó la yema de sus dedos en cada roce. Sus labios ardían, su espalda ardía, sus manos ardían. Y con cada roce se prendía fuego. Jungkook quitó la camiseta para intentar bajar su temperatura, pero Park se quitó la suya y solo consiguió avivar las llamas.
-Espera, espera, espera - dije el rubio separándose de él un segundo. Su pecho subía y bajaba incapaz de encontrar el ritmo adecuado para poder respirar.
-Lo siento, cariño —dijo, Jungkook y empezó a levantarse—. No debí haber hecho nada.
-No es eso - Park respondió atrayendolo de nuevo a su lado - . ¿Estás seguro de que quieres seguir?
-¿Lo estás tú?- Jungkook preguntó.
Si lo estaba. Sonrió y se inclinó para besarlo. Su cuerpo entero se destensó al contacto de sus labios.
Sus grandes manos bajaron por su pecho hacia su estómago y sintió sus dedos jugar con el borde de su pantalón. Sabía lo que iba a hacer y, aunque moría de vergüenza, no quería detenerlo. Para evitar tener que enfrentarse a sus ojos, lo besó de nuevo. Y su mano aprovechó ese momento carente de miradas para introducirse bajo su
ropa interior.El escritor llevó su mano libre hasta la entrepierna del rubio y sintió
la presión de su miembro apretado contra el pantalón. Sin dejar de besarlo, le quitó el botón y le bajó la cremallera. Se sentía torpe con una sola mano, pero también se habría sentido torpe con ambas.Besó su cuello y su clavícula, y bajó dejando atrás tantos besos como sus labios podían dar. Se detuvó un instante, un poco aturdido en su ombligo.
-Para un segundo, Jungkook —le dijo y lo agarró de la barbilla para subirlo a sus labios. Lo hizo sentarse en el sofá y se puso de rodillas ante el. Sus manos temblaban. Sus ojos rehuían su mirada y Jeon moría de nervios en aquella situación tan nueva.
Una sonrisa vergonzosa asomó a sus labios antes de aproximarlos a su masculinidad. No era la primera vez que recibía algo así, aunque el contacto de aquellos labios sobre si eran algo totalmente nuevo.
Arqueó la espalda de manera inconsciente y se dejó llevar. Jugó con sus manos en su pelo rubio y dirigió con delicadeza el ritmo con el que se acercaba y se alejaba. Aquello le excitaba de una manera incomprensible.
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NUESTROS HIJOS
FanfictionUna triste adiós, un nuevo hogar, nuevo trabajo, nuevo comienzo..... El amor esta en el aire, pero pesa la responsabilidad, el deseo llega por alguien, pero una promesa de amor eterno se interpone.... El padre de las niñas es posesivo, seco y poco...