Crónicas de Amor

¿Cómo le hago?

Durante su ausencia me siento vacía,
bien cerquita de la agonía.
Su compañía nunca me deja sola,
pero su presencia física me abandona.
La calidez de su cuerpo ha creado en mí una dependencia.
Su aroma me abraza,
y en mí se activa un sentimiento del que carecía.
Su mirada honesta me pone tan nerviosa,
que a su vez, llena una gran parte de mí que estaba vacía.
Él me hace feliz con su simple compañía.
Su contacto inunda mi mente con un sin fin de emociones que no reconocía.
Reactiva mi cerebro e inicia la sinapsis por todo mi cuerpo,
causando en mí sensaciones que nunca había sentido.
Haciéndome ver lo que antes no veía.
Haciéndome creer en lo que antes no creía.
Enseñándome cosas de la vida que no vivía.
Enseñándome observar al mundo de otra perspectiva.
Mostrándome el valor de su vida y de la mía.
Mostrándome lo que sería amar con el corazón.
Porque él es uno en un millón,
uno de los pocos hombres que sí aman con el corazón.
Él es único, no hay comparación.
Nada se asemeja, para él no hay imitación.
Unos decían que sería una maldición en mi vida,
pero lo que no sabían era que es mi gran bendición.
¿Mi gran bendición?
Sí, yo le hice a Dios una petición.
Le dije: "Envíame a alguien ideal para mí",
y él hizo una aparición.
Llegó y con su aroma me inundó,
quise sacarlo, pero allí se quedó.
Lo observé, y me miró.
Quedé como una tonta y se rió.
Con esos ojos verdosos, me enamoró.
Me atrapó y nerviosa me dejó,
con ganas de verlo me quedé,
pero en mi otro turno apareció.
Los nervios me inundaron,
las manos me sudaron,
mi corazón corría sin moverse de lugar,
pero mi piernas paralizadas quedaron.
Al admirar sus ojos, un brillo me saludó.
Lo que yo no sabía era que él me escogió.
Lo que él no sabía, era que yo estaba en una relación.
Perdida en la oscuridad, él me iluminó.
Aún entre tantas heridas, él me sanó.
Me enseñó a amar y lo que es ser amado,
un amor correspondido,
sin haber sido imaginado,
ni llamado, ni buscado,
ni siquiera habíamos hablado.
Quizás fue el destino, pero Dios escuchó mi llamado.
Y ahora, ¿cómo le hago?
Si lo quiero siempre a mi lado,
lo extraño demasiado.
Ya casi un año de tenerlo a mi lado,
y puedo decirle al mundo que sí lo amo.

Crónicas de Amor
-Jerralis Aponte