El Diablo dentro de la Iglesia

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El diablo entro de la iglesia:

"Todos nosotros fuimos testigos..
No hicimos nada malo, pero tampoco nada bueno.
Todos nosotros pudimos verlo..."

Una iglesia está bajo reparaciones entonces el pastor cita a sus seguidores en otro lugar. A medida que va avanzando la misa, cada perversión, cada morbo, cada crimen y arrepentimiento junto con el miedo de las personas se va desenmascarando. Un pastor pedófilo, una menor que gusta del pastor; un marido golpeador y un pretendiente envidioso; dos hermanos que pecan hablando de quien heredará el patrimonio de su padre que murió ese mismo día..; un sujeto pobre que solo está allí para robar comida, una anciana mentirosa que complica las situaciones. Estas y muchas otras cosas más salen a la luz cuando el diablo entra a esta iglesia.

La iglesia de Alablanca fue fundada bajo este nombre debido a que hace muchos años en una guerra civil se encontró la paz debido al discurso del líder de uno de los bandos en guerra. La negociación duró aproximadamente una hora, finalizando con el discurso de este personaje que si bien no tenía nada de extraordinario la manera en que lo hizo fue lo suficiente como para convencer a los demás de hacer la paz. Se pasó quince minutos finalizando todo lo que anteriormente se había discutido, hablando de las necesidades del pueblo, de la importancia de que se reunificasen y dar un entierro digno a los caídos antes de que otras naciones más poderosas se percataran de sus flagelaciones y decidieran atacarla. Este líder había llevado algo misterioso arriba de un estante con ruedas que estaba cubierto por un manto de color gris. Al terminar su discurso lo dejó al descubierto para que todos lo vieran, y dijo: "Señores, nuestra guerra es como esta paloma blanca enjaulada, una excusa para encadenar nuestro amor por la libertad y la paz". Al completar su discurso libera la paloma en frente de todos, quienes recordarían para siempre como aquel animal se escapa volando por los nuevos cielos de un conflicto finalizado.
En recuerdo de este acto y finalización de aquel conflicto fue que se fundó la iglesia Alablanca hace años.

El padre Yahiel quedó a cargo de la iglesia de Alablanca hace un año luego de la muerte de su predecesor. Él era joven, apuesto y elocuente, pues solo tenía 24 años y muy poca experiencia dirigiendo una iglesia.
Ahora bien, a la imponente estructura celestial que se había construido en la época de la guerra civil anteriormente mencionada, le surgieron los problemas más normales que le podrían ocurrir a cualquier edificio antiguo. Por estas mismas dificultades, el pastor tuvo que mudar a la congregación a otro lugar.
Bowen, uno de los fieles de aquella iglesia y que cuya posición social le habían brindado de los beneficios del dinero se ofreció a él mismo poner un lugar para que el pastor pudiera dar la misa. No se trataba de nada despampanante, sino de uno de los terrenos que futuramente sería un comercio de tantos otros que poseía Bowen. Se encargaron de limpiarlo todo y transportar algunos objetos de la iglesia momentáneamente para que todo estuviese bien preparado y ordenado para la gente.
Entre las cosas bíblicas que habían adherido a aquel terreno se encontraban: un gran candelabro de araña de color dorado modificado para ser usado con luces modernas; un estanque pequeño de agua muy bonito y con una decoración en medio; una estatua de San Miguel y otra de Jesús crucificado que iría pegada a la pared; varios trípodes con velas que fueron traídos de la iglesia original y los cuales fueron ubicados a los costados de los asientos.

La tercera misa fuera de la iglesia comienza con el canto unificador, y se puede apreciar a varias personas presentes, aproximadamente entre 35 y 45 visitantes.
Uriel el joven guitarrista, llamado para exponer la música en aquella misa, comienza lenta y cariñosamente con la armonía. Al mismo tiempo puede apreciar los adornos de aquel bonito y casi sencillo lugar, (había faltado las dos veces anteriores); su música recorrería y estrenaría un nuevo sitio, el sonido pasaba por todos los lugares posibles, las estatuas de los santos; el bello candelabro dorado; el pequeño estanque de agua decorativo; las cruces de caoba colgadas en la pared. La música pasaba por entre la multitud de la gente, y mientras el padre Yahiel encendía las últimas de las velas de los trípodes.

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