Había Sido un día de mierda y ya lo único que quería era dormir y prepararme para lo que se venía mañana.
Esperando la llamada de mi hermano, me paré frente a la ventana de mi habitación que daba a la cuidad.
Podía ver desde aquí la destrucción, la oscuridad que no tenía nada que ver con la noche, la devastación, el dolor y el miedo, todo por culpa de los vampiros, a los que tenía que alimentar de mi sangre, a los que tenía que dejar que me mordieran y clavaran en mi piel sus desagradables colmillos los causantes de millones de muerte desde que se hicieron con el control del mundo por culpa de una diosa despechada que no supo perdonar que un humano le hubiera roto el corazón, cómo si eso no le pasara a todos en algún momento de nuestra vida, todo por culpa de ella; la diosa Lilith, la protagonista principal de nuestro sufrimiento y la creadora de los vampiros.
Mi madre siempre había Sido amante de ésas historias mitológicas, pero la historia de Lilith era la que más le había fascinado, quizás por eso me la contaba alguna que otra vez en las noches para dormirme, ella la veía diferente, creía que Lilith era la imagen del empoderamiento y libertad femenina, yo, en cambio, la veía como una psicópata que no aceptó ser dejada por otra y por ello destruyó la humanidad con su creación.
Observo el cielo degustando la hermosura de la luna y las estrellas a su alrededor, mientras trato de no preocuparme por mi hermano que aún no me a llamado, cuando dijo que lo haría.
Sólo espero que Bastián sea lo bastante inteligente para no cometer ninguna estupidez que haga que mi hermano le suceda algo.
— ¡Carajo!
Exclamo en un chillido asustada cuando de la nada aparece un Street Warrior que se estampa contra mí ventana.
Su vestimenta negra lo hace pasar desapercibido en la noche y ésa aura oscura que todos los vampiros poseen te hace apartarte inmediatamente de su alrededor.
Me mira directamente a los ojos cuando me escucha y sonríe de forma burlesca, sin poder evitarlo aquellos recuerdos de hace ya dos años vuelven a mí mente como una avalancha destructora que me hace temblar de rabia y dolor y sin darme cuenta de lo que hago me acerco completamente a la ventana y con su atención en mí, murmuro de forma lenta.
— Los odio.
Ríe mostrando sus asquerosos colmillos para luego entrecerrar sus ojos color escarlata con asco hacia mí y murmurar también.
— Ridícula humana.
Estampo un puño en la ventana con rabia pero antes de que pueda hacer algo gira su cabeza en otra dirección como si lo hubieran llamado y en un parpadear desaparece de mi vista dejándome con ganas de arrancarle esa sonrisita petulante que todos ellos tienen.
Pego la frente en el frío cristal de la ventana y suelto un audible suspiro tratando de mermar el veneno que quema mis venas después de tal encuentro.
A lo lejos, encima de un tejado veo una figura agachada como si fuera un animal al acecho, pero hay algo en él, algo diferente y atrayente que me dificulta dejar de mirar aún cuando me reprendo mentalmente de mis estúpidos pensamientos hacia él.
Siento como sí mirara directamente hacia mí, como si su postura fuera una sutil amenaza, como si quisiera intimidarme y...
Corro las cortinas tapando la ventana con el corazón latiendome en el pecho furiosamente mientras que mi cabeza comienza a palpitar de dolor.
¿Qué a sido eso? ¿Qué carajo he sentido?
Por segunda vez en la noche pego un brinco de susto ante el sonido de mi teléfono que me anuncia una llamada que con agitación y alivio respondo al ver de quién se trata.
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Sangre Maldita
VampiriNaya Miller odia los vampiros y lo que han hecho con la humanidad, ella prefiere mantenerse alejada de todo lo relacionado con ellos, pero por culpa de su problemático hermano tendrá que pedirle dinero prestado a un híbrido mitad vampiro, mitad huma...