CAPITULO I - EL PRIMER "AMOR"

67 1 1
                                    



MIS

"AMORES"



Hugo Escareño















CAPITULO I - EL PRIMER "AMOR"

¿Recuerdas tu primera experiencia con el amor? ¿Recuerdas en que te fijaste por primera vez de alguien? Todas las historias tienen el inicio en un cambio, ya sea del lugar de vivir, de la escuela, del trabajo. De igual forma mi historia comienza con un cambio. Mi primera experiencia con el ahora supuesto, amor de entonces. Mi edad 7 años, si es patético pero así fue. No sé cómo, no sé cuándo, pero la conocí. Cuando me di cuenta ya le había dado una nota a la dueña de los hasta ahora ojos más hermosos que jamás haya visto.

Recuerdo que solo paseábamos en el recreo de la mano y hacíamos lo que todo niño de esa edad hace, jugábamos, corríamos; la diferencia es que solo éramos ella y yo, o al menos para mí era así. Siempre he sido detallista, desde entonces lo era, y no dejaba de darle dibujos malos, que yo creí le encantarían y así era. Ella era mi único refugio y apoyo, porque sin decirle nada, sin hablar de nuestras vidas, solo ella me hacía reír, olvidaba todos mi males a su lado.

Llegar a casa, con mi padrastro que no dejaba de golpearme y usar violencia para "educarme" y que mamá no hiciera nada, no era, ni es, ni será nunca bello. Sin ella odiaba mi vida, odiaba tener que intentar dormir llorando por los golpes de cada noche. Pero llegaba a clase, era yo el primero en entrar, en dejar algo en su banca para ver la sorpresa en su rostro que acarreaba una sonrisa y una mirada a mí, al simple niño sin padre que cada noche era golpeado, que no era ni valía nada. Ella me hacía sentir importante, lo era para ella, valían la pena las horas en llanto, el dolor, la espera. Porque ella estaría ahí de 4 a 4:30 solo para mí.

Recuerdo que nuestras madres fueron un día a recoger calificaciones, saldríamos de vacaciones luego de eso, y justo antes de subir las escaleras para salir por la puerta principal, gritaron mi nombre, voltee, reconocí la voz de una niña amiga de ella.

-Fernanda, dice que te ama- dijo muy sonriente.- ¿Qué quieres que le diga?

-Dile que, ehh,- voltee a ver a mi madre, y tenía una cara que según entendí yo decía: "¿Cómo que te ama?" si contestaba algo, seguro me molerían a palos llegando a casa, así que solo pude decir:

-Dile que gracias.

Varios días me sentí estúpido por no decir que yo también la amaba, aunque en ese entonces no sabía el significado de tal palabra, que si soy sincero aún sigo descubriendo. Pero quería decírselo.

Ese verano se me hizo eterno, más que cualquier otro, siempre esperaba que las vacaciones acabaran para no estar en mi casa con mi padrastro cerca; pero esta vez además me moría por verla de nuevo y decir lo que no dije por miedo.

Llego el día de clase y mi madre, me había cambiado de turno, estaría en la misma escuela, pero ahora en la mañana. Me sentí terrible, pero me aliviaba un poco saber que cuando yo saliera ella entraría, así que la vería un par de segundos.

Ya en la escuela, luego de días de no verla por más que espere, me entere que la cambiaron de escuela, que la llevaron a otra más cercana de su casa. Dolió. Dolió bastante, más que todos los golpes que me había dado mi padrastro los últimos 2 años. Las noches ahora tenían dos dolores, los golpes de él, y la ausencia de ella.

Su recuerdo fue el único apoyo, la única luz, la razón de no vencerme. Cada noche se la dedicaba a ella, cada lágrima tenía su nombre, y este último tenía mi consuelo.

"Quizá un día la vea de nuevo, quizá ella también está pensando en mi esta noche, quizá sabe que yo la extraño y que desde aquí le mando todo mi amor. Ella también me manda su amor y quiere que sea fuerte para el día en que nos volvamos a ver"- siempre me repetí eso, fácilmente 5 años.

El ser tan antisocial, matado, ñoño, sensible, y tímido, nunca me ayudo a olvidarla. No la olvide pese a la novia que tuve en primero de secundaria, que me costó 6 meses para que me diera el sí. No la olvide pese a no saber ni donde vivía, ni estudiaba, ni nada de ella.

Un día de mucha suerte pero no la suficiente, conocía a una chica: Lupita. Lupita simplemente un día llego y me preguntó en qué escuela estudie, donde vivía. Se me hizo muy raro, y me dijo que ella conocía a Fernanda, que era su prima, que todos estos años le hablo de mí, que tenía muchos problemas y por eso no me podía decir donde vivía, que de hecho ella la veía muy poco por lo mismo. Sentí de nuevo un palpitar en mi pecho, una de las nubes que cubría mi cielo, desapareció.

Me trajo la primer foto que amé, era ella, ahí, al menos ya podía verla en una foto y no solo imaginarla en mis recuerdos. Era más bella que nunca, eran los ojos que jamás olvidaría.

Pero como siempre por alguna extraña razón, la vida me quita las cosas cuando empiezo a disfrutarlas, y Lupita no era la excepción, para cuando me dio la foto, faltaban un par de semanas para salir de secundaria. Le di una carta, donde le decía que la estuve soñando cada noche, y que sabía que nos encontraríamos un día, que mientras tanto cada que algo estuviera mal pensara en mí, pues yo estaría pensando en ella.

Sabía que Fernanda tenía problemas graves y me dolía no poder hacer nada, más que mandar mis oraciones desde mi corazón.

No volví a saber de ella. Atesore su fotografía como lo más valioso para mí. Cada que Francisco me golpeaba, cada que me gritaba, cada que algo estaba mal, la sacaba de la cajita donde la escondía, y la abrazaba, soñando que algún día, quizá seriamos felices.

Es por eso que ella fue tan importante para mí. Porque fue mi luz, mi motivo para no rendirme, porque muchas veces, al igual que la mayoría de los adolescentes, tenía pensamientos suicidas y ella, su fotografía los alejaba, la esperanza de encontrarla me mantuvo luchando.

Fernanda, mi primer "amor".


MIS "AMORES"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora