Part 2

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Al estar tan concentrado en su tristeza, Jeff no se dio cuenta que el chico de la otra noche lo observaba a lo lejos. Este miró al cielo, la luna brillaba hermosa esa noche, las estrellas parpadeaban como hermosos brillantes. No entendía cómo eso podría causarle tanto dolor a alguien.

De pronto, el chico entendió, quizás también habría perdido a su madre y a su familia como él. Entonces, al chico se le comenzó a nublar la mirada; sintiendo que su dolor volvía al ver llorar aquel humano, sintió que se ahogaba como aquel día en el que perdió a su madre loba.

La luz de la luna se hizo repentinamente más fuerte, el chico sintió la presencia de su madre Luna que le reconfortaba, recordándole que él no estaba solo y que nunca lo estaría porque a su lado estaba ella. Al menos no como aquel humano que parecía tan triste, porque quizás estaba completamente solo.

Cuando el humano estaba tendido en el suelo y muy quieto, el chico se aventuró a acercarse. El humano parecía tan frágil en ese estado, que sintió una leve presión en su pecho por verlo de esa forma.

En sus sueños, porque Jeff creía que estaba soñando, veía al chico de la otra vez, el mismo que huyó por su ventana. Lo veía inclinado a su lado, calmando sus temores, repitiéndole que todo estaría bien.

Una repentina tranquilidad invadió a Jeff, el frío fue reemplazado por una calidez mientras aquel chico continuaba susurrando que todo estaría bien. Fue cuando comenzó a sentirse extrañamente cansado y cerró sus ojos. Tal vez si dormía un poco, podría despertar de ese sueño, pero Jeff no estaba seguro de querer despertar y dejar atrás su bello sueño.

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Hasta ahora nunca se había atrevido a caminar al pueblo, pero sus reservas de comida se están acabando, por lo que inevitablemente tiene que ir.

En el pueblo nadie le conoce, lo que hace más fácil para él que las personas lo ignoren, así que Jeff termina más pronto de lo que pensaba hacer sus compras. De camino de regreso a su casa de campo, Jeff siente que no va caminando solo y al voltear hacia uno de los lados del camino, puede ver al chico intentando ocultarse detrás de un árbol.

Jeff no puede evitar sonreír. El chico ha resultado un poco más grande de lo que recordaba en su sueño. Claro que también lo había visto acostado y hecho ovillo sobre su alfombra, su agilidad le hizo ver que era delgado debajo de esas grandes ropas, pero no que estaba tan alto. Aun así, Jeff puede ver que se trata de un joven y que seguramente necesita ayuda.

Buscando entre sus compras, Jeff saca un frasco de leche y un poco de pan, los cuales deja sobre una piedra a un lado del camino junto con una manzana, emprendiendo nuevamente su camino hacia su casa. Jeff espera de corazón que el chico se acerque y coma lo que le ha dejado, pues no parece que haya comido algo en días y tampoco cree que encuentre lo suficiente en el bosque como para nutrirse bien.

Al verlo alejarse, el chico se acerca a donde estuvo parado antes Jeff, pues lo ha estado siguiendo desde aquella noche en la que con la ayuda de su madre Luna, calmó su dolor y le hizo compañía hasta el amanecer. Solo que no se atrevió a llegar hasta el pueblo, tantos humanos juntos le daban temor todavía, no podría acercarse.

La misma noche que entró al cuarto de Jeff, un poco antes se encontró en medio del pueblo y le dio miedo, no era mucha gente la que estaba fuera, pero la poca que había le causo terror. Esto le hizo salir corriendo sin rumbo, hasta que comenzó a llover y se encontró con la ventana abierta de Jeff.

El chico pudo ver las cosas que estaban sobre la piedra, para él, olían demasiado bien. Su olfato todavía era bastante bueno, por lo que el apetito se le abrió, no es que haya comido antes, solamente que ya se acostumbró a sentir hambre a todas horas. Era diferente ahora que olió la comida, hasta su estómago comenzaba a doler de la necesidad de comer, cosa que no le pasaba antes.

"Lucid"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora