El comienzo.

31 4 2
                                    

Solo tenía cinco años cuando vi por primera vez a padre pegarle a madre. Recuerdo ver como azotaba con rudeza la fina espalda de madre que estaba al desnudo frente a él, le gritaba con furia algunas palabras que yo no entendía mientras tomaba más impulso para azotarla con aquel grueso cinturón de cuero que tenía en su mano derecha, mi frágil madre solo se quedaba quieta, tanto así que parecía una linda pero afligida estatua, aguantando los azotes y tratando de no soltar ningún chillido. Yo estaba muy asustada y no entendía que pasaba, pero si sabía que no era nada bueno, cada vez que el cinturón impactaba en madre, ella arrugaba de dolor su angelical rostro, dejando escapar lágrimas de aquellos hermosos y cálidos ojos celeste mientras que para no gritar se mordía con fuerza sus labios rojos naturales que ahora poseían un rosa pálido por el sangrado que se había provocado al morderlos. No quería seguir viendo esto, que para mí era lo más aterrador que había visto, quería salir corriendo del escondite en el que estaba, que era debajo de un gran sofá verde oliva en aquella espaciosa sala de estar, me encontraba ahí abajo desde hace ya par de horas escondiéndome de mis padres, mi objetivo al esconderme era que alguno de mis padres notaran mi ausencia y se preocuparan, y corrieran asustado de aquí para allá buscando rastro sobre mí, se asustarían al pensar que me perderían y yo estaría satisfecha por ese castigo que le había dado, así aprenderían a no olvidarse de mí y dejarme sola en casa por tanto tiempo, pero no espere encontrarme con una escena así de mis padres los cuales creían que estaban solo, pero mi espíritu y mi alma se encontraban en esta habitación, implorándome que corriera fuera de la sala pero tenía miedo de que mi padres se enteren de que estaba ahí y padre se enojara por estar “espiando” y me azotara también, así que me quede a esperar que ellos se fueran primero.

—¡¿acaso no te ordene que dejaras verte con tus amantes maldita mujer, o es que quieres que pierda la cabeza y te mate mujer del diablo?! Sucia y pecaminosa, siempre has sido así… sé que quieres avergonzarme frente a los demás y que todos sepan que tengo una mujer que no me respeta y me engaña, pero esto llega hasta aquí.  Voy a enseñarte que tu no podrás conmigo, y que ere una insignificante basura ante mí—

No sabía que era un amante, pero eso al parecer volvía iracundo a padre, quien después de decir aquellas palabras dio tremendo bofetón contra la mejilla de madre, tan fuerte que la hizo caer sobre su espalda al suelo bruscamente, permitiéndome una mejor vista de ella, aturdida intento levantarse pero fue golpeada nuevamente, su hermoso vestido rosa se desacomodaba con cada golpe que le propinaba papá, provocando que los tirantes del vestidos bajaran y que revelara sus pechos llenos y firmes que aún estaban cubierto por su sostén rosa pastel, ella trato de cubrirse y ponerse de espalda contra el pero fue peor, padre volvió a azotar con tanta rabia la espalda de madre que tuve miedo de que se quebrara, ¿Qué había hecho mi angelical y tranquila madre para enojar así a padre? No podía pensar en algo tan grave que hiciera reaccionar a padre así.                                                                          Mi corazón dio un salto y mi cuerpo empezó a temblar cuando noté la mirada de madre fijada en mí, tenía aquellas dos esferas celestes puestos en mi escondite como si sospechara que yo estuviese ahí, sus ojos no poseían aquella mirada cálida y hermosa que de costumbre tenia, eran tan fríos y odiosos que pude sentir la habitación tan fría como su mirada.

—Quiero que te quede bien en claro algo Agatha, sin mí no eres más que una mujer sin valor, no eres más que solo una cara bonita que pronto envejecerá y perderá su belleza. No tienes nada que ofrecer más que tu cuerpo, el cual se está volviendo asqueroso de ver porque todo hombre que quiera y desee lo puede tocar ya que tú les deja. Pero yo te ensenare a que me debes respeto—

¡oh Dios, que palabras tan fuertes decía padre! Mi madre volvió su mirada a padre cuando el se agachó hasta el suelo, la volvió hacia él y empezó a tocar sus pechos, estaba sorprendida, en la escuela la profesora Chapman ha dicho muchas veces a las niñas del curso que nunca permitiese que los niños las tocasen ahí, que eso era algo malo ¿Por qué padre tocaba ahí si era malo, y por qué madre lo dejaba? Un ruido extraño me volvió a la realidad, era madre quien, hacia esos ruidos tan raros, pues padre se había lanzado sobre ella con los pantoles y ropa interior a medio quitar y había levantado su vestido para luego abrazarla, empezando a moverse como un loco sobre ella, ¿en qué momento se había quitado padre los pantalones y había subido el vestido de madre? No lo sabía, pero fue algo que no le di mucha mente, más bien mis pensamientos estaban curiosos por saber porque padre estaba encima de madre moviéndose tan frenéticamente, cada acto que hacia se veía agresivo, el parecía estar disfrutándolo, pero ella no, su cara era seria, su mirada vacía y se quejaba cada vez que padre se movía. Con un gruñido se apartó de madre, subió sus pantalones y se fue, dejando un silencio tan intimidante en aquella sala, respire aliviada con la marcha de mi padre, ahora solo faltaba que se fuera madre, la cual estaba a punto de hacerlo, se había arreglado el vestido y parado del suelo con un poco de dificultad, ya parada se acercó al sofá donde estaba, se agacho y de repente fui sacada de mi escondites por un jalón de brazo, con tanta fuerza que implantó un gran dolor en mi hombro, no sabía qué hacer, madre me había descubierto y no pude evitar que algunas lágrimas se escaparan de mis ojos y empecé a llorar.

—¿Por qué lloras?, yo fui la agredida, la que debería de llorar soy yo—

Exclamo madre con una voz ronca ¿A dónde había quedado su dulce voz? Sus ojos severos se clavaban en mí, esperando a que yo dijese algo ¿pero ¿qué podría decir yo?

—puedo jurarte que no los espiaba, fue un accidente— mi llanto se incrementó irritándola.
—Para de llora.
—No puedo dejar de llorar, no quería que padre te diera una paliza, no quería.
Me atreví a decir, mientras sollozaba, madre al oír eso le cambio la cara, aquel rostro tan apacible y amable muy característico de ella volvió, sus ojos se ablandaron y sus delgados dedos acariciaron mi mejilla sutilmente.
—¡Oh! ¿amas tanto a madre que lloraste por mí? ¿Cómo cuánto me amas, estarías en contra de tu padre si yo te lo pidiese?, dime querida, ¿Cuánto me amas?
Sus dedos se encajaron más en mi mejilla, mientras me miraba tan endiabladamente curiosa por saber que diría, yo no sabía que responderle, si bien había visto a padre ser algo cruel contra mi madre, no lo odia y le seguía queriendo, aunque ahora le temía.
—yo… yo no lo sé, te quiero mucho, y a padre también, aunque no pase tanto tiempo con ustedes. Si me ha asustado con lo hizo, pero no se si lo odio.
No lo dijo, pero su cara dejo ver lo cuan decepcionada y disgustada estaba por mi respuesta, eso me puso en apuros, lo cual ella noto y soltó mi cara, se levantó con intención de macharse como lo había hecho anteriormente padre minutos antes. Antes de tomar el pomo de la puerta hablo secamente.
—Bueno, al parecer no te gusto tanto como había pensado, para ti no soy lo más importante en tu vida… bien, si no soy más importante para ti, entonces tu no lo serás para mí. Quédate amando a tu padre que eso me importa un blendo.
Abrió la puerta y salió sin ni siquiera mirarme, ¡oh por Dios que había hecho! Debí de elegir a madre, debí de odiar a padre y responder lo que quería escuchar, ahora madre ya no iba a quererme y eso me angustiaba.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 14, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

°•.Broken Thorns.•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora